Wao, wao. Se han ido muy seguido dos queridos amigos: Camilo Sesto y ahora José José. 

Desde que conocí al artista mexicano no pude entender cómo quedó en tercer lugar en el II Festival de la Canción con El triste. La ganadora Claudya, de Brasil, y la segunda, la venezolana Mirla Castellanos, nunca alcanzaron su gran popularidad. 

José era una persona de hablar poco. Cuando lo conocí estaba casado con su segunda esposa, Ana Elena Noreña, conocida por todos como Anel, una mujer divina. Junto a su hermano Noel Noreña, su manejador, eran quienes trataban de mantenerlo en su nivel óptimo de voz e imagen. Vivía preocupada, pues el padre de José José fue un gran tenor que perdió la voz por problemas con el alcohol. No quería que a su esposo le ocurriera lo mismo, pero la historia se repitió. 

Una de las cosas que más celebraba José José era el carácter de Anel, pues nunca se rajó y batalló cuando él trataba de salir de las drogas y el alcohol. Pero aunque llegó un momento en que tiró la toalla, a sus hijos les enseñó un gran amor y respeto por su padre.

Ángelo Medina trabajó con José José y siempre ha dicho que trabajar con él fue su gran escuela. José José era el nene lindo de Ariola, la disquera alemana. Como mencioné en la columna sobre Camilo Sesto, a éste le buscaban las mejores composiciones y canciones. Canción que intrepretaba José José, canción que pegaba. 

Fueron millones de discos los que vendió. No empece a eso seguía siendo igual de accesible y simpático que cuando lo conocí en México en su ascendente carrera.

Los continuos viajes por todo México y el extranjero lo alejaron de su familia y su gran apoyo. Anel salió de su vida en 1991 y con el divorcio, la situación se complicó. 

Hace varios años, una empresa mexicana hizo una fiesta en la Isla y él vino junto a Angélica María. Fue toda una algarabía cuando se reencontró con amigos boricuas que hacía tiempo no veía. Allí los esperaba otro famoso, Fernando Allende, y esa noche al concluir la fiesta se armó tremenda bohemia. Fue una noche de esas que no se olvidan.

José José actuó en películas y telenovelas. Sus presentaciones en el Madison en Nueva York, en Las Vegas, eran llenos totales. 

A su vida llegó otro ángel: su tercera esposa, Sara Salazar. Pero su salud se complicó y el cáncer lo atacó. En medio de su enfermedad, su hija Sarita fue acusada por sus hermanos de esconderles a su padre y radicaron un caso en corte para poder verlo. Pero José José murió antes de que la corte decidiera. 

En fin, que la buena o mala costumbre de calentar su voz con tequila y sus problemas de drogas le pasaron factura. José José ganó mucho dinero, pero también perdió mucho. 

Que en paz descanses Príncipe. Hasta siempre.