Cuentan que los líos en Miss Puerto Rico Universe siguen. Como todos los años...  Total,  es el “deporte nacional”, compartido con la política.   

Sucede que  con la chica de Bayamón, Laihany Pontón, sus detractores están de ataque. Aseguran que ganará fácilmente y que si es por la preliminar, la suerte está entre la bayamonesa y Miss  Guayama, Yamilette  Rivera.  Me dicen que hasta llamaron a las oficinas de Miss Universe en Nueva York para verificar si Laihany  podía competir con 17 años de edad. Y les  dijeron que sí, pues si gana aquí, ya tendría 18 años para cuando llegue a  la competencia internacional. Así que no way,  la nena sigue contra viento y marea.   Hello, gracias. Ahora, si nos dejamos llevar por lo bien que lució en la preliminar Miss Guayama,  tiene que entrar en la final.

Mientras que Miss Dorado,  Sthephanie Román, parece que es de las que piensa que a la tercera va la vencida. La primera vez que participó en el certamen local quedó entre las finalistas,  la segunda vez, si mal no recuerdo, no entró al cuadro de las cinco. Ya veremos qué sucede este año... 

Por otro lado, hay un promotor del área norte que dejó a medio mundo guindando y, como están las cosas a nivel económico, los padres de las candidatas tuvieron que romper alcancías, para pagar los gastos de las niñas. Dicen que el promotor se volvió invisible y las dejó arrollá’s, sin dinero, con deudas y en pleno certamen. Chico,  eso no se hace y ellas no se merecían eso. ¡Sopla! 

 ¡Ahh! y  dos diseñadores están de ataque por los trajes tan parecidos que desfilaron en la competencia preliminar. Dicen que fue que vieron las  revistas de las mises venezolanas y hubo clones de diseños. Señores, eso se llama copiar. ¡Qué mal les quedó!

¡Gracias por defender a la clase artística!

No quiero concluir esta columna sin dar públicamente mi agradecimiento al fenecido legislador Carlos Vargas Ferrer,  quien por sus posturas a favor de la clase artística fue mencionado en este espacio muchas veces. Recordamos cuando nos dijo que lo habían vetado de un canal de televisión y el productor que lo sacó de sus programas no tuvo tacto cuando se lo dijo de frente en una vista pública. Luego le quitaron el veto.

O cuando batalló para eliminar los descuentos de los senior citizens y, más recientemente, pidiéndole a su colega Brenda López de Arrarás que acabara de bajar a votación el proyecto que enmienda la colegiación de productores. Sin ser artista, Carlos ayudó mucho más  que otros de esa clase,  que han llegado a la legislatura y no podemos decir que su vida en la casa de las leyes fue tan fructífera como la suya.

Lo invité a nuestro programa de televisión y le dije que era día de fiesta, ese lunes 12 de octubre. Me dijo: “Soy legislador 24 horas, todos los días”. Lo que no  podía creer fue ver en su funeral  a  varios que dijeron barbaridades de él,  con lágrimas y diciendo lo bueno que era. Para ser político quizás hay que ser un poco hipócrita... Qué mal nos va con los políticos que se creen que uno es acéfalo, cuando en realidad es al revés.