Los líos legales y económicos de Miss Universe comenzaron con la llegada de la empresaria Anne Jakrajutatip y la mudanza a Tailandia. El cambio a ese país no tan solo se llevó a la que ganó el año pasado, la estadounidense R Bonney Gabriel, sino a dos de las finalistas. O sea, el gasto no es el mismo con una que con tres.

Cuando Donald Trump vendió su parte ya había levantado las arcas de la organización y por lo menos, según los estados, no había déficit. Pero ahora hay déficit y pagos que no han llegado a los bancos.

En otras palabras, después que se habló tanto de que la tailandesa era multimillonaria y tenía dinero por un tubo y siete llaves, lo que estamos viendo es falta de pago y, como dicen en mi pueblo, gente embrollá.

Desde los pasados años hubo cambios en los canales de televisión. A nivel mundial hicieron que solo se viera por televisión por paga en algunos lados. Eso hizo que más gente viera el certamen. Por ejemplo, en Puerto Rico la gente prefirió verlo por TV y no en el Centro de Bellas Artes de Santurce. O sea, gustaban los anuncios, pero no la gritería que siempre se forma.

Ahora hay que ver de dónde saldrá el dinero, pues se supone que el país sede pague hasta $12 millones por hacerlo, pero entre hoteles, aviones, comidas, etc., los gastos son muchos. El presidente Nayib Bukele no puede darse el lujo que lo señalen por malversación de fondos públicos.

Y al desglose súmele la seguridad de las chicas. Encima, los famosos turistas nunca llegan, pues siempre es más o menos la misma ganga de “missiólogos”, familiares, etc. Eso de que miles de turistas van a ver el certamen es mentira. Lo vi en Chipre, en México, en Las Vegas, en Hawaii, en Las Vegas y en Puerto Rico... dos veces. Así que a mí no me cogen con ese cuento de habitaciones de hotel.

By the way, el hermano de la chica de Patillas, ganadora en Puerto Rico, dijo que ellos tenían separado el hotel en El Salvador. ¿Cómo sabía que su hermana ganaría? Interesante. Ujum.

Pues bien, las corporaciones multimillonarias de cosméticos, que pagaban miles largos, ya no auspician el certamen. Vimos en el último que había muchas corporaciones de oriente cuyos productos no necesariamente se venden en Estados Unidos y se alega que la pandemia chavó todo.

Así que ya veremos qué hacen en El Salvador, pues para empezar, la cantidad de equipo que ellos llevan para la transmisión es monumental y esa transportación cuesta.

¿Quién pagará si están pelaos? Mmm... solo su peinador lo sabe.

Por otro lado, Colombia dio un paso adelante y María Camila Avella está casada y tiene una niña. Preguntas sin contestar: ¿Quién va a cuidar a la nena? ¿Quién paga por sus cosas y si va a vivir en Tailandia y no en Colombia? ¿Quién criará a la nena? Eso no lo han dicho. ¿O es que dejar que chicas casadas participen es parte de otro show?

Anoche República Dominicana escogió su delegada. Mientras, veremos si aumentan los derechos de participación y si aumentan los costos de transmisión de televisión. Ya veremos.