Llega el 2022 y extrañamos a figuras de nuestra televisión, algunas que salieron de algún “reality”, como Nuestra Belleza Latina, y su rumbo ha cambiado. Chanty Vargas ahora es la productora de eventos en que los protagonistas son los perritos y ya anuncia el nuevo encuentro canino, esta vez en Bahía Urbana en los próximos meses.

En el caso de Patricia Corcino, al salir de Lo sé todo ha estado bastante tranquila. Por cierto, la llegada de Gredmarie Colón le dio un nuevo aire al programa y no tan serio y ceremonioso como cuando estaba la primera.

Otra que siguió su rumbo de viajes por todo el mundo y soltera fue mi querida Mimi Pabón. Como trabajamos juntas sé que es muy responsable, no molesta, llega a tiempo y practica el libreto para no equivocarse. Eso lo tiene bien a su favor para cualquier programa que la llame. ¡Ah!, el problema son sus viajes, y aunque con la pandemia no es lo mismo ni tan corriditos, hay que dejarle la oportunidad que vaya a Tailandia y también a otros países del Medio Oriente. Creo que por eso prefiere no tener un programa fijo,

Lo que sí es importante es que hasta ahora no vemos gente joven en programas que llevan tiempo en la televisión.

Lo nuevo llega a los noticiarios y algunas chicas están más pendientes de cómo lucen a dar un buen resumen, corto y preciso de la noticia. Malet, malet.

Mi mejor regalo

El día de Navidad recibí el mejor regalo: el libro El reality de mi vida, escrito por Nelson Ruiz Pérez, el fallecido productor de Anda pal cará, Flashazo VIP, Mira quién baila y Nuestra Belleza Latina.

El libro narra su historia desde que sale de Adjuntas y se convierte en el productor más exitoso de la cadena Univision.

Relatos desde cómo convenció a Yuri para que animara Objetivo Fama, hasta cómo sacó a Dayanara Torres de su rol de madre para volver a bailar y participar en Mira quién baila, ganando el mismo.

Nelson tenía cáncer pero pocos lo sabían, y con su apoyo y tenacidad Dayanara siguió adelante. De hecho, hay una carta de la ex Miss Universe narrando sus experiencias junto a él. Igualmente, la historia de Giselle Blondet y la gran amistad que tuvieron.

Este libro fácilmente puede ser usado en las clases de comunicaciones del País; aprenderán que no todo es luces, cámara y acción… y menos glamur.

Pero Nelson, como buen productor, dejó todo listo. Su último legado: las ventas del libro serán utilizadas para una beca en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo, donde él estudió. Con este legado se hace realidad su famosa frase: “Somos grandes”. Hasta en su muerte sigue ayudando.