Hoy voy a ser un poco egoísta en este espacio. Pues, escribiré sobre la mejor protagonista que he conocido: Leonor o doña Leo, como la llamaban cariñosamente.

A ella la conocí al momento de nacer. Cuando crecí, me decía que, antes de mi llegada, ella y su esposo José Luis habían perdido la esperanzas de tener una nena en la casa, aunque inmediatamente comentaba que una vecina le había dicho: “Leo, yo te veo con una nena en los brazos. Pero, esa nena va a tener un carácter fuerte”. Ella le contestó: “Si llega será un milagro”.

Esa nena se convirtió en el centro del universo de Leo y Pepe. Pero, cuando Pepe murió, la nena la convirtió a ella en el centro del universo.

Un día, acabando de terminar mis estudios, en México, estábamos en una actividad de la revista TeVe Guía. La vi conversando animadamente con un señor, que alguien me dijo que presidía un canal de televisión. Ella hablaba de su tema favorito: su nena. De esa conversación, salió una oferta de trabajo, si pasaba la prueba de cámara. Ella cambió mi rumbo y entré a la televisión. Ella era mi jefa de mercadeo.

Entonces, comenzaron los viajes a los certámenes de Miss Universe, la asistencia a espectáculos y a fiestas, a las cuales ella iba con su nena. Así, doña Leo se fue convirtiendo en la persona más esperada por los amigos periodistas y artistas cuando yo llegaba a las actividades.

Ella los invitaba a probar su famoso sazón. Éste saboreado por artistas internacionales, como Angélica María, Angélica Vale y su padre Raúl Vale, Paloma San Basilio. También ese sazón lo probaron sus panas Jailene Cintrón, Manny Manuel, Tony Vega y Maripily, entre muchos. De los periodistas locales e internacionales, ni se diga.

“El show no ha acabado, si quieres vete tú, yo me quedo”. Ésa era la frase famosa, que arrancaba risas, pues yo me sentía cansada y a ella no le dolía nada. Donde ella estaba había alegría y, por supuesto, poseía una calidad humana sin igual.

Entre sus cuentos favoritos ella contaba el siguiente: “Regresábamos con Julio Iglesias de Australia. En el aeropuerto de San Francisco, tropecé en las escaleras eléctricas, Julio corrió a ayudarme, pues me viré el tobillo. Me dieron ayuda médica, me sentaron en una silla de ruedas y Julio me decía: ‘Mami Leo, te caíste para que yo te llevara en este carrito, qué lista eres’”.

Otro de sus cuentos famosos fue en el aeropuerto de Caracas, donde nos encontramos con José Luis Rodríguez (“El Puma”). Él le dijo: “Señora, usted es una de las madres más mentadas de Puerto Rico”. Ella reía.

Este fin de semana se nos fue doña Leo. Sus amigos, sus panas artistas, dijeron presente. Un gran amigo que sufrió la muerte de su familia, Michael Gabriel, le cantó “No se han ido del todo”.

A todos los que nos tocaste con tu amor, tus consejos, tu sabiduría, nunca te irás del todo. Sé que, aparte de don Pepe, estás con tus hijos David Murphy, tu Davisito de Cataño, con mi querido Julio Ortiz y con Chiri Vasallo. Estos ángeles te guiarán y, nuevamente, escucharán tus cuentos y le darás tu amor.

Como te dije unas horas antes de irte: “Tranquila, tu nena linda está contigo”. Si en algún momento se me olvidó decírtelo, quiero que sepas que eres la persona más importante de mi vida y el centro de mi universo.

No te preocupes. Ahora Cheo, Chiro y Kikin velarán por mí. Tú los enseñaste muy bien. Te quiero, mami, gracias por todo el amor que me diste.