Amanecí ayer, lunes 2 de abril, con el triste conocimiento de la muerte de Fufi Santori, el Gurú del Baloncesto de Puerto Rico, el politólogo, el humanista, el amigo. Igualmente sentí que también perdí a José Santori Coll, el amigo, esposo, padre y buen puertorriqueño.

Aunque fui compañero de trabajo de Fufi por casi 20 años, soy uno de los miles de boricuas que lo conocí antes de trabajar con él por medio de su genial personaje de predicciones del baloncesto, el Gurú, Fufi Santori. Ingenioso, atrevido, cómico y analítico, las recomendaciones que hacía el Gurú sobre todos los juegos del BSN en una temporada eran lectura obligada para mí cada mañana cuando era estudiante de escuela superior y universidad y buscaba prepararme para la próxima tanda de juegos de la Liga Superior. Al llegar a trabajar en El Nuevo Día en el 1998 tuve mi primer encuentro con Fufi y quedé impresionado por esta persona alegre que a pesar de ser tan inteligente y sabio le daba un trato de hermandad a todo el que se le acercara.

Tardó poco en incluir mi nombre en unos de sus predicciones, diciendo que yo le aseguraba que tal equipo iba a ganar esa noche debido a algo que reporté en esa misma edición. Fue un homenaje el que me hizo ese día y lo conté a todos mis amigos. Si hubiera sido en estos días lo hubiera publicado en redes sociales.

Ahora bien, en ese tiempo también tuve la oportunidad de conocer a José Santori Coll. Sí, así como lo oye. Para mí Fufi Santori fue un personaje que encarnó José Santori. Uno que era él mismo y del que pocas veces se salía. Pero ciertamente había etapas en las que dejaba a Fufi a un lado y dejaba ver a José Santori Coll.

Advierto que la línea entre ambos era bien fina. Ambos, José y Fufi eran nobles, buena gente, boricuas y amigos. Pero José Santori Coll salía a relucir en momentos especiales.

Conocí a José Santori Coll en el 2010 y el 2013, durante varios procesos duro de mi vida, en las que se acercó más íntimo, con más seriedad, para conversar cosas profundas de la vida y animarme a seguir adelante comprometido con seguir siendo valiente ante la vida.

Conservo incluso una carta que me escribió en el 2010, firmada por José Santori Coll, sin el Fufi, destacando como el hombre tendrá que tomar decisiones en la vida y lo importante de tomarlas con convicción y en paz. Luego durante una etapa en la que enfrenté una condición de cáncer reapareció con conversaciones especiales en donde el interés era hacia cómo estaba viviendo mi proceso.

Así fue que conoció que en Fufi Santori habitaban dos personalidades, ambas buenas, casi almas gemelas, y que vivían bajo los mismos principios.

Por eso hoy siento que ha perdido a dos amigos. A Fufi y a José.