Los vemos todos los años. Miles de jóvenes peloteros que a sus 16 años ya llevan una vida jugando pelota llegan a la encrucijada de sus vidas. 

Al graduarse de cuarto año de escuela superior vencen su año de elegibilidad para ir al sorteo de novatos de las Grandes Ligas y solo encontrarían un segundo, tercero o cuarto chance a esto si prosiguen activos en la pelota universitaria o de escuelas preparatorios para colegios bajo el sistema educativo de los Estados Unidos.

Este año tengo a un sobrino en esa encrucijada. Pelotero desde los cinco años, David, actual jugador del equipo Akadema de Toa Alta y estudiante de la Carlos Beltrán Baseball Academy esperaba estar jugando este fin de semana en el Torneo de Excelencia ya fuera como parte del equipo de la Connie Mack o como parte del de la Carlos Beltrán Baseball Academy. Para lograr colarse en uno de ellos obviamente necesitaba jugar a un buen nivel para merecer el espacio. Pero como de seguro le ha pasado a muchos, una lesión inesperada y fortuita lo ha dejado casi sin jugar este semestre y con ello sin el chance de poder competir por un espacio en donde poder demostrar si tiene lo necesario para ser drafteado o para obtener una oportunidad colegial.

Fue un pelotazo en un hombre durante la preparatoria, mientras consumía un turno al bate, lo que lo sacó de carrera. El bolazo le causó un ‘AC Joint separation’, lo que en su edad se considera una fractura pero que si le pasa a usted y a mí no requeriría de nada más que un poco de descanso. Desde entonces lleva dos meses en rehabilitación y al momento está en un programa de tiros a distancia que lo mantuvo fuera de juego para no lograr ser visto y evaluado para ir al Torneo de Excelencia.

Así es la vida en el deporte. Si de la nada algo así saca a cualquier pelotero de una posible fructífera carrera en las Mayores, imagínese los chances en cualquier edad. 

Hoy me pregunto qué le deparará el futuro al chico en la pelota. Obviamente gestionará ir a la universidad por medio del deporte, pero todo esto me hace pensar que muchos talentos nuestros se pierden todos los años porque algo raro pasó en su año de encrucijada. Veremos a ver si el de él se logra extender unos años y si al menos saca sus estudios al deporte, lo que ha sido la meta familiar desde el principio.