El pasado fin de semana tuve la oportunidad de acudir al teatro y presenciar la obra “La verdadera historia de Cuca Gómez”, una pieza liviana que apela, con gran acierto, a la nostalgia de la comedia ochentosa que dominó nuestra televisión. En un mismo escenario, volvieron a coincidir grandes actores de ese tiempo, como Adrián García, Waleska Seda y el gran Otilio “Bizcocho” Warrington, unidos a otros veteranos como Yoyo Boing, Marilyn Pupo, Tita Guerrero, René Monclova, Herbert Cruz y otros. Las risas fueron contagiosas y, observando el público, tuve que reflexionar que mi amigo “Bizcocho” logró que su personaje de “Cuca” se convirtiera en un referente cultural. No todos los artistas lo logran. Encontrar una explicación pudiera motivar a la elaboración de diversas teorías. Para mí, es la sencillez.

“Cuca” es transparente en un mundo de vanidad. Es la que “grita” sin decir “me importa a mí”. La que demuestra que no te necesito para realizarme. La nota distinta en un campo que dicta una moda sazonada de plasticidad, anorexia y bulimia. Es esa sencillez la que prendó a una generación y la hizo suya. Lo cierto es que la frase de “Yo lo fabrico, yo lo uso y yo lo recomiendo” forma parte del quehacer puertorriqueño. De manera espontánea, utilizamos ese referente cada vez que tenemos que hacer algo por sí solos. Sin ayuda. Póngase a pensar. Estoy seguro que usted, amiga o amigo lector, ha utilizado la frase: “Mijooooo, esto es a lo Cuca Gómez; Yo lo fabrico, yo lo uso y yo lo recomiendo”. ¿Verdad que sí? Esto demuestra la gran penetración de los medios de comunicación masiva y su importancia en una década en la que no teníamos aún la distracción de las redes sociales, así como el internet. Esa década nos legó no tan solo la frase de Cuca. Los ochenta también nos impregnaron con “estas bregando ‘Chicky Starr’”, cada vez que alguien nos hacía una mala jugada. Fíjese que aquí el referente no es una frase, sino un personaje. “Chiky Star” fue el malvado por excelencia de la lucha libre de fin de semana. El manipulador por excelencia que contaba con una figura tan atrayente que bautizó a personas y acciones turbias y nebulosas. Y así hemos adoptado frases heredadas de nuestras figuras de la televisión.

El “¡Con to’ los hierros y sin miseria!” del Casanova, “¡El tubo que chupa!” de “Don Cholito” para explicar cuando vaguadas y tormentas se desvanecen. El “¡Va a seguirrrrrr!” de Ernesto Díaz González. El “¡Guárdame eso ahí!”, así como “¡Las doñitas saben!” de Miguel Morales. En fin, la esencia de la cultura popular. Así que fue refrescante ver otra vez a “Bizcocho” en un escenario.

Gracias, Otilio, por regalarnos a “Cuca”. Su don de gente viene de su creador. Hombre cabal que da su amistad sincera. Eso lo hace grande a él y a “Cuca”.