En las últimas semanas hemos sido testigos a través de las redes sociales y los medios masivos de comunicación, de cómo el proselitismo político ha estado haciendo acto de aparición. Es una vieja costumbre de nuestra política que a muchos apasiona, pero que en este tiempo de pandemia, no se justifica.

Los casos de COVID-19 se han disparado y de qué forma. El martes se anunciaba que por vez primera, sobrepasaba la cifra de 200 hospitalizados por la condición. A pesar de ello, nuestros políticos se fueron por toda la isla de caravaneo. Todos se montaron en una guagua, desde donde lanzaron besos y levantaban los dedos en señal de victoria o de aprobación. Más que líderes que aspiran ser jefe de estado, los candidatos en ese tipo de actividad se proyectan como un “rockstar”. Bailan, brincan, saltan y se limitan a decir frases de avivamiento. Antes se destacaban por glamorosos jingles, pero eso ya pasó a mejor vida. Hace años que no escuchamos algo memorable, como de seguro usted aún recuerda de candidatos pasados.

En apenas dos semanas de caravaneo, ya han pasado dos sustos. El primero ocurrió en Yauco, punto de arranque de Carmen Yulín Cruz. Allí uno de los asistentes a la actividad proselitista dio positivo. Circularon fotos de la persona abrazado a medio mundo, incluyendo a la alcaldesa de Loíza, Julia Nazario, quien se tuvo que poner en cuarentena, al tiempo que se hacía velozmente las pruebas de rigor.

Esta semana, otro candidato de la zona norte también arrojó positivo al COVID-19, tras estar de caravaneo por su área. Las fotos sobran por las redes y vemos candidatos de todos los niveles sin mascarilla. La emoción los traiciona, pues cuando se está en ese tipo de actividad, la adrenalina es mucha y es comprensible que las emociones pueden provocar que se olviden del distanciamiento social de manera momentánea.

Es una irresponsabilidad que se ponga el dedo acusador sobre el ciudadano común por estar en chinchorros, playas u otros lugares de concentración ciudadana y usted se lave las manos como si en las actividades políticas se estuviera inmune al virus.

Es una actitud hipócrita. Usted político que me lee, convoca a sus seguidores o en muchos casos los presiona, para que vayan al acto que a todas luces quieren que sea multitudinario. Es como si se tratara de una broma de mal gusto. Es decir: “Ven y exponte al COVID”, " Ven y haz una sola cruz debajo del COVID”. Repito. En estos tiempos, usted no debería ser partícipe de esto.

Actualmente, los políticos tienen infinidad de redes sociales para llevar su mensaje. Tienen también los siempre efectivos medios de comunicación masiva. La radio, la televisión y el periódico siempre han sido armas eficientes para llevar el mensaje a todos. No existe excusa. Usted llegará a todos los rincones y a todas las personas por cualquier vía de las que he mencionado. Es falsa esa teoría de si no lo ven, no van a votar por usted. Total, muchos pasan tan rápido que lo que dejan en su camino es un celaje.

La personas entienden. Son razonables. Además, es irónico que se quiera enfermar a la misma población que usted pretende que salga de su casa el día de la primaria para que vote por su candidatura.

Si el brote se descontrola, terminaremos encerrados todos. Entonces sí que los votos estarán escasos. La gobernadora ya determinó poner un alto a su campaña. Eduardo Bathia lo está ponderando. Espero que todos depongan esa actitud temeraria de retar el COVID. Se necesita liderato de verdad. Personas que se pongan sus faldas y pantalones para pensar de verdad en la gente. No les regale una condena de enfermedad o muerte. Tengan la babilla y suspendan ese negligente e innecesario acto de caravanear en tiempos de pandemia.