¡Bienvenida, Jasmine!
“Pero un contratiempo nunca debe ser tomado como una derrota definitiva. Esa es la gran lección de Jasmine. Al igual que Clemente, nunca tiró la toalla”.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Todavía se siente en el ambiente la euforia de la llegada de Jasmine Camacho-Quinn a nuestra isla. Los principales canales de televisión, emisoras de radio y las redes sociales de nuestros periódicos se dedicaron a cubrir los múltiples detalles de la llegada.
La constante resultó ser la felicidad que brotaba del rostro de la joven atleta, quien batallaba con su timidez. Para ella, sin lugar a dudas, un ambiente raro, pues sólo en Puerto Rico se celebra de esta forma. Nos gusta el jolgorio. Todo lo festejamos.
Aún hoy, le queda agenda para cumplir con varios compromisos. La visita de Jasmine coincide con el nacimiento de otro gran atleta. Un 18 de agosto nació en Carolina, Roberto Clemente.
Clemente venía de una familia humilde, al igual que Camacho-Quinn.
El pelotero batalló contra el prejuicio, retos sociales y mucha adversidad para lograr el brillo de la inmortalidad. Su nombre ya es leyenda. En múltiples ocasiones denunció que le anotaban como error jugadas que debieron ser acreditadas como un hit, con la única intención de que no lograra el objetivo de un título de bateo. Logró cuatro en su carrera y en dos, llegó segundo.
Incluso, en el penúltimo juego de la temporada del 72 hubo controversia con una jugada cerrada, que pudo haber sido el anhelado hit 3 mil. De ese momento, nació la frase que se convirtió en lapidaria, “¡Limpio, cómo él lo quería!”, que dejaría plasmada en una narración del último juego del 72, el internacional Felo Ramírez.
Jasmine ha tenido sus obstáculos también.
En el 2016, el tropiezo con unas vallas acabó con su esperanza de medalla. La foto que captó el momento logró recoger esa mezcla de dolor, frustración y desesperanza. Enfrentó la depresión y las lesiones que detuvieron el avance deportivo que tenía proyectado.
Pero un contratiempo nunca debe ser tomado como una derrota definitiva. Esa es la gran lección de Jasmine. Al igual que Clemente, nunca tiró la toalla. Siguió trabajando y hoy puede gozar de la satisfacción no tan solo de su medalla de oro, sino que ostenta un récord olímpico en su disciplina y que es, actualmente, la primera en el escalafón mundial del deporte que representa. Todo ello, con apenas 24 años, aunque el calendario la llevará a los 25 en unos días.
Jasmine es hija de la diáspora. De esos boricuas que, por razones distintas, se ven forzados a emigrar en busca de un mejor porvenir. Es el resultado de una sabrosa mezcla que le da a ese lado puertorriqueño pinceladas de otras naciones, pero donde el llamado del coquí percola.
Tal vez, su español no será bueno, pero se siente caribeña. Grita el “pa’ que tú lo sepas”, cuándo escucha el, “yo soy boricua….”. Se tatúa la bandera, el mapa de la Isla y los anillos olímpicos como prueba de paternidad, por si alguien entrara en porfía y dudara de que ella pertenece a esta tierra.
Es el mismo amor que sentía Clemente. Gritaba a los cuatro vientos que era hijo de Borinquen. Poco importaba que le criticaran. No se palidecía que le dijeran que hablaba inglés con acento. No le daba miedo alguno hablar en español en cualquier transmisión de cadena nacional. Así de seguro era.
Así es la vida. Llena de coincidencias felices.
Así que, amigo que me lee, festejemos. Este 100x35 es muy especial.
Egresado de la Escuela de Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico y con una experiencia de 28 años en el campo del periodismo. Labora como reportero de NotiCentro y es el ancla de la Edición Estelar. Moderador del programa “Normando en la Mañana” de Noti Uno 630 y desde el 2011 columnista del periódico Primera Hora. Desde el 2013 produce y dirige el programa Ahí Está la Verdad por Wapa Televisión. Padre de seis hijos y orgulloso hijo del pueblo de Utuado.
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El veterano periodista analiza los temas calientes del quehacer noticioso del País.