¡Fuego Popular! Ese conocido grito de guerra, nacido en la campaña de 1972 en la boca del entonces alcalde de Mayagüez, Benjamín Cole, cae como anillo al dedo en este 2022. Para nada debe asemejarse a un estribillo de combate; más bien es un grito de desespero.

La Pava está ardiendo. Hace rato que coge golpes de todos lados y nadie parece tener urgencia de apagar el incendio. La fragilidad de las fuerzas reunidas en el centro político más antiguo del país, están hoy más inestables que un camión lleno de nitroglicerina pasando por los cráteres de las carreteras de la isla. La Colectividad hace rato que luce lenta y sin estrategias, ante temas de importancia en el país. Tampoco atienden con premura asuntos que podrían ser capitalizados para diferenciarse del PNP.

Los actos de corrupción son atendidos, cuando ya son más que evidentes. La granada de Mayagüez era una explosión previsible. El alcalde fue suspendido administrativamente y aún falta el aspecto criminal, que ya se puede olfatear será uno adverso por la manera en que se manejaron los fondos destinados al Centro de Trauma del oeste.

El alcalde de Trujillo Alto, José Luis Cruz, quien lleva días en el ojo del huracán, ante una citación de un gran jurado, también parecía otro asunto predecible. Claro, se le presume inocente, pero su desaparición tipo Houdini, unido a las acusaciones del vicealcalde que cobró sobornos montantes a $17,000, auguran problemas.

Así los vientos, siguen moviendo el barco del PPD. No solo bastan esas brisas, cuando se le suma la discusión del Proyecto del Senado 693 para regular el aborto. El mismo no es de la autoría de algún legislador popular. Tampoco es un compromiso programático de ese partido. Así que, no se explica el abrazo tan efusivo que ha hecho José Luis Dalmau.

Dalmau se metió innecesariamente en un callejón sin salida. Ha revuelto las pasiones liberales de esa colectividad en un tema que solo le sirve de ganancia al Proyecto Dignidad y su filosofía conservadora.

El presidente debió dar el trámite legislativo correspondiente y dejar que todo el mundo votara de acuerdo a su conciencia. Sin embargo, la pasión lo cegó. Resbaló en una conferencia de prensa en la sede de su colectividad, acusando de asesinas a las mujeres que tomen la decisión de abortar.

¡Mire, mi hermano! Las mujeres populares se ofendieron a tal extremo, que llevan desde entonces dándole a Dalmau como si fuera pandereta. El líder popular se inmoló solito.

Ahora se avecina una reunión de Junta, que está por verse si le será positiva. Su liderato está en juego. Es más, está agonizando. Muchos llegarán allí salivando y con una larga lista.

Tiene los dardos liberales encima. Tiene lentitud de enfrentar de manera determinante la corrupción. No recoge chavos para el partido. La fiscalización al gobierno de Pierluisi es más que pobre. No controla el Senado y de allí no ha salido nada de importancia. Tatito Hernández, cada vez que puede, hace lucir que tiene más liderato que el presidente del partido.

En fin, José Luis Dalmau tiene un incendio de grandes proporciones en su colectividad. Hoy día existe una unidad entre los analistas, incluyendo a los que son simpatizantes de la autonomía, que el PPD no es viable políticamente para el 2024.

Mientras tanto, Victoria Ciudadana sigue cortejando el centro y arranca cada día pedazos de importancia de ese sector liberal, que antes era incondicional a los populares.

Así que si alguien conoce el número de la estación de bomberos más cercana al PPD que los llame. La Pava hace rato está ardiendo y nadie parece controlar ese fuego forestal.