El tema de la inteligencia artificial está en boga. Hace un tiempo levanté mi preocupación sobre el asunto. Soy de pensar que tanto avance tecnológico solo ayudará a que nos acerquemos a una sociedad atrofiada mentalmente.

Cada semana mi compadre, Otto Oppenheimer se dedica a torturarme con el tema. En nuestra sección radial de lunes, miércoles y viernes, busca la manera de colar una que otra noticia sobre algún avance en el campo de la inteligencia artificial. Mi reacción es siempre la misma. ¡De espanto!

Ahora le voy a transferir a usted un elemento adicional para que también se preocupe. Los avances de esa inteligencia artificial se usan tanto para bien, como para mal.

El 2024 será año de elecciones tanto en nuestra isla como en los Estados Unidos.

La era de las redes sociales e internet no solo ha abierto muchas ventanas para amplificar la información, también ha permitido que su prima hermana, la desinformación, se cuele con igual velocidad. No siempre lo que se lee en redes sociales o portales de internet está cimentado en la veracidad.

En el pasado, se ha visto cómo noticias falsas alzan vuelo engañando a muchos. Así también llegó en su momento el “Photoshop” que se propagó alterando imágenes en pro de la desinformación.

Ahora, todo esto lo tenemos en esteroides. La “bendita” inteligencia artificial está aquí y pudiera ser mal utilizada para potenciar mensajes de carácter mendaz.

En mi programa, Ahí está la verdad, tocamos el tema de cómo la manipulación a través de la inteligencia artificial podría ser un verdadero dolor de cabeza en las campañas políticas.

Con pasmosa facilidad y utilizando varias herramientas logramos reproducir la voz de algunos dirigentes políticos. Recreamos mensajes, en los cuales desistían de sus candidaturas o apoyando a algún político, que en condiciones normales no lo harían.

Si eso lo pudo lograr un simple equipo de producción de la televisión puertorriqueña, ¿qué me dirá usted, si se logra aglutinar a un grupo talentoso en informática y la dichosa inteligencia artificial?

Ya las autoridades federales trabajan en una reglamentación. Saben que tienen en sus manos una bomba de tiempo. Lamentablemente tomará tiempo y los duendes andan sueltos.

Muchas personas dan por cierto cualquier cosa que puedan leer. Imagínese si el ojo lo engaña con una imagen bien montada y una voz que corresponda a la persona en particular.

El sentido común le diría de inmediato que es algo descabellado, pero entraremos a un campo minado. La democracia, el juego limpio y la búsqueda de una evaluación justa de aspirantes políticos están en frágil posición ante este avance tecnológico.

Tal vez pueda pensar que abrazo un tono alarmista. pero en estos tiempos nos sobran personas con agendas mal intencionadas. Así que, como decimos en Utuado, ¡ojo al pillo!