“Desvistiendo un santo, para vestir otro”. Así reza un viejo refrán de nuestra Isla y al parecer, la frase es dogma en el gobierno. Por décadas ha sido la práctica. Metemos la mano en cualquier corporación pública y sacamos dinero, que utilizamos en otro lugar.

Los moradores de La Fortaleza han recurrido a esta mala práctica sin sonrojarse. Lo hicieron con la Telefónica, lo hicieron con la ACAA, lo hicieron con el Sistema de Retiro, en le cual incluso, sacaron dinero para la especulación. En este año, ya metieron la mano en el Sistema de Seguro Compulsorio.

Esta última movida duele. Tardaron tanto en ejecutar la medida, que el dinero que se utilizará para suspender por 45 días el impuesto conocido como la crudita, no hará mella en su propósito. Tardaron tanto, que los pocos centavos que bajará al litro de gasolina pasará de manera imperceptible ante la espiral inflacionaria que experimenta el petróleo.

Mejor hubiese resultado un programa dirigido a permitir que sectores marginados pudieran aspirar a poder adquirir placas solares. Pero no. Desde un principio jugaron para las gradas. Comenzaron a hablar del asunto cuando el litro estaba rondando el dólar o un poco más. En lo que ejecutaron, ya los precios rondan $1.65 el litro en la bomba regular. ¡Así de veloces fueron!

Ahora, proponen meter la mano en el Fondo del Seguro del Estado. El impacto en el sector energético ha sido uno brutal. Llevamos siete solicitudes de aumento de manera consecutiva para poder palear con el alza en el precio del combustible. Las primeras fueron realizadas por la vetusta Autoridad de Energía Eléctrica y el resto, por su heredera LUMA Energy.

Claro, la movida es entendible. Por más que usted diga que no se ha visto un aumento en la tarifa y que se trata de un impacto en el renglón de combustible, Juan del Pueblo lo ve como un aumento. Todo es cuestión de semántica, pues la factura, al final del camino, es un todo. Ya asusta acudir al correo o al buzón, pues al ver el sobre de cobro eléctrico se puede estipular que tendremos una fractura en el bolsillo.

Por ello, el gobernador Pierluisi acude a ese alegado sobrante. Para poner una curita. Para que ese impacto no siga disparando lo que se cobra al consumidor.

Sin embargo, el Administrador del Fondo, Jesús Rodríguez, actúa con sensatez. Advierte del peligro y va más allá. Exige que la ley que permitiría tocar ese dinero, sea muy clara al establecer una fecha de reparo. “Chú”, como le dicen sus allegados, sabe de la mala práctica de ahora y siempre, que sacan y no devuelven. De esa forma, descapitalizan las arcas de la corporación.

Sin querer, el Administrador nos recuerda que el gobierno, en su sentido más amplio, también es mala paga. Esa ha sido la práctica. Patear la lata y el que venga atrás que resuelva. ¡Así nos quebraron!

Mientras tanto, pregunto lo siguiente: ¿dónde está el plan (perdone el recordatorio), que debe llevar al gobierno y al país hacía la energía renovable? Nos vendieron la idea de que al entrar LUMA con su privatización, se iniciaría un proceso conjunto conducente a una autosuficiencia. ¡Perfecto! ¿Se ha hecho algo en esa dirección? El señor Torres Placa, representante del consumidor en la Junta de Gobierno de la AEE, se ha cansado de decir que no.

El tema de lo renovable parece un “duérmete nene” por parte del gobierno. Por ejemplo, si usted realiza un recorrido por la zona este de la Isla verá muchos molinos de viento con las aspas caídas. Permanecen allí como un monumento al huracán María y a la inercia.

Entonces, ¿qué es lo que se está esperando? Sabemos que esto es un problema real. Aquí ni siquiera se ha pensado en establecer una zona de almacenaje donde podamos traer combustible, cuando los precios están abajo y almacenarlo a largo plazo. Ello podría ayudar en dos direcciones, ha estabilizar un poco el precio y en caso de un desastre natural tener una reserva.

A mí me suena eso algo lógico. ¿No cree? Vuelvo y pregunto, ¿existe algún impedimento para que se haga? Lo que se necesitan son terrenos y eso no es problema. Pero da la impresión que la planificación no existe. Se entretienen con lo inmediato y no con las cosas a largo plazo.

Por eso Puerto Rico repite... Repite sus problemas, repite sus parchos, repite sus quejas, en fin, una repetición eterna. Al fin y al cabo, lo que hemos tenido en Fortaleza son sastres poco creativos que se dedicaron a desvestir santos. Han abusado tanto de esa práctica que, ¡bendito, ya dejaron al santo, esnú!