Puerto Rico camina en un sendero inédito en cuanto a la política se refiere. El tiro de salida para el proceso electoral ya se dio y el panorama presenta incertidumbre por todos lados.

Por primera vez en la historia política, un gobernador incumbente enfrentará una primaria. Sin embargo, no es el primero en ser retado.

En el 1968, Luis Muñoz Marín –prácticamente– le cerró las puertas al entonces gobernador Roberto Sánchez Vilella. Muñoz no corrió en las elecciones de 1964, pero nunca se divorció de la Fortaleza. Se convirtió en crítico de su antiguo discípulo.

Sus críticas sobre asuntos públicos y asuntos privados socavaron el apoyo al gobernador. Al final del camino, le lanzó la maquinaria.

En una asamblea amañada, Sánchez Vilella fue humillado. Al no conseguir la oportunidad de defender su candidatura interna, se fue al Partido del Pueblo, que ya estaba inscrito y se llevó sus seguidores con él.

Para 1983, las circunstancias políticas de un gobierno compartido unida a una agobiante investigación de los sucesos acontecidos en el Cerro Maravilla, llevaron a líderes del Partido Nuevo Progresista (PNP) a mirar al alcalde de San Juan, Hernán Padilla. Este tenía imagen impecable, así como buena obra en la ciudad capital.

Sin embargo, Carlos Romero Barceló le pasó el rolo en una multitudinaria asamblea de su partido. Padilla, humillado igual que Sánchez Vilella, procedió a fundar un movimiento político al no encontrar las vías de una primaria interna.

Es cierto que Wanda Vázquez participó en una primaria por la candidatura a la gobernación por el PNP, pero ella no fue electa al cargo y el mismo partido le llegó al aplicar la cláusula de sucesión establecida en la Constitución de la isla tras la renuncia de Ricardo Rosselló.

Así que Pedro Pierluisi será el primero en cumplir con el requisito de ser electo en buena lid y enfrentar una primaria para intentar revalidar en su cargo.

El gobernador tiene gran parte de la maquinaria. ¿Será suficiente para enfrentar a la comisionada residente Jenniffer González? Esa mayoría de alcaldes, ¿tendrá la fuerza para que sus electores los sigan?

Buenas preguntas en tiempos modernos. Ahora los electores se toman iniciativas propias. No entregan su voluntad al caudillo local, como ocurría antes. Incluso, ¡una novata en política, como Wanda Vázquez Garced, cosechó 120 mil votos en las urnas ante un veterano como Pierluisi!

Un dato curioso se dio en el concierto de la merenguera Gisselle el pasado sábado en el Coca Cola Music Hall. En una de sus interpretaciones, la exponente compartió un video grabado en tiempos de pandemia con la participación de varias figuras femeninas. Entre ellas, estaba la comisionada. Allí estaba JGO cantando y bailando.

Al salir su imagen, el público allí presente no abucheó. Por el contrario, se escuchó un aplauso bastante fuerte, con risas de fondo. No fue una ovación, pero sí una sonora aprobación. Situación bastante rara. En estos tiempos, la tolerancia a los políticos no es la norma.

En un recinto, donde habían unas cinco mil personas y estipulando que había de todas las corrientes filosóficas y partidistas, puede ser una muestra representativa de lo que ha medido en sus encuestas. Pero volvemos, faltan siete meses y un arduo trabajo de movilización.

Los novoprogresistas son los descendientes de Caín Y Abel. Se cantan hermanos, pero les encanta enfrentar guerras intestinas. No es de ahora. Antes del choque Romero-Padilla, ya el exgobernador había usado su mollero para sacar del carril a Justo Méndez, en los años 70.

Méndez, entonces portavoz de la minoría en el Senado, pretendía ser el heredero de Luis A. Ferré. Romero Barceló tenía, en ese entonces, presencia, juventud y una contundente victoria en San Juan en el 1972. Con ello en su equipaje, se lo llevó todo. Méndez terminó refugiado en el partido que combatió gran parte de su vida: el Partido Popular Democrático.

Desde entonces y hasta ahora, los azules no titubean a la hora de sacar sus espadas. ¿Qué pasará en las primarias de junio 2024? Excelente pregunta. Lo averiguaremos en el camino.