Cuando el calendario deshoja los últimos días de este año 2022, quiero reflexionar sobre un tema que nos atañe a todos. Tal vez, resulte en una opinión poco popular, pero no por ello me la voy a reservar.

Me voy a enfocar en una determinación gubernamental que beneficia a los empleados públicos, pero afecta a todos los demás. Ciertamente, me alegro por el bono especial que recibieron miles de trabajadores y trabajadoras del Gobierno de Puerto Rico. No es contra ellos mi opinión.

Todos sabemos que el país se fue a la quiebra por las malas determinaciones de nuestros gobernantes. Tomaron prestado con un descontrol increíble, llevando al país a un callejón sin salida.

Emitieron deuda para alegada obra pública y el embrolle fue tanto, que los últimos emitieron deuda para pagar deuda. ¡Qué irresponsabilidad!

Como premio, nos ganamos la Junta de Control Fiscal y como legado, nos clavarán con impuestos y más impuestos.

Como parte del Plan de Ajuste Fiscal del Gobierno Central se separaron unos $475 millones que se repartieron en los famosos bonos especiales. Unos 98,270 empleados recibieron unos $2,954 y unos 9,452 empleados afiliados a la Unión de Servidores Públicos Unidos, recibieron unos $11,360.

Lo interesante del asunto es que no es un bono de un solo año. Al parecer, el acuerdo estipula que los bonos continuarán, siempre y cuando cumplan con unos requisitos, hasta el año fiscal 2026-2027.

Cinco años de estos bonos cuya cantidad pudiera variar. El beneficio es solo para los empleados públicos. Vuelvo y reitero, me alegro, pero del resto de los contribuyentes, ¿qué? Pues nada. Tendremos lo que se le unta al queso.

Lo lindo es que días más tarde se anuncia que la Autoridad de Carreteras transó su deuda en un 80%. Aún así, se tendrán que pagar unos $90 millones anuales por los próximos 30 años. Para satisfacer ese pago, la Junta de Control Fiscal resolvió aumentar los peajes que aún no se han privatizado y que pertenecen al Gobierno. Los aumentos se harán de acuerdo al costo de vida y no será un número fijo. En unos años, será más y en otros, menos pero siempre subirán.

Lo lindo es que los aumentos no serán para mejorar las carreteras, sino para pagar deuda. O sea, a la hora de repartir chavos, se beneficia solo al sector público mientras el resto de la ciudadanía cogerá una bofetada en el bolsillo.

Los datos actuales apuntan a que solo el 13% de las carreteras de la isla están en buen estado. Si las comparamos con la Gran Corporación, el promedio ronda el 84%. La diferencia es abismal.

Con ese acuerdo, las esperanzas de que nuestras carreteras mejoren se alejan dramáticamente. Ya el boricua experimenta aumentos anuales en los peajes que son administrados por Metropistas como parte del acuerdo al que se llegó al ser privatizados. Ellos administran el expreso que transcurre de San Juan a Hatillo. Aunque caro, se tiene que admitir que la carretera está en buen estado y rotulada.

Si en lugar de haber asignado los más de $450 millones a bonos especiales, lo hubiesen dirigido a amortizar la deuda, se pudo haber eliminado al menos cinco años de esos 30. Tomando en cuenta que los bonos seguirán por cuatro años mas, usted tendría que sumarle al marco de posibilidades unos 20 años adicionales que nos quitaríamos de encima los dichosos aumentos. O sea, amortizaríamos bien rápido esa deuda.

El beneficio sería para todos y dolería menos el bolsillo. Claro, esa alternativa no es sexy. El Gobierno no podría sacarse su “photo opportunity” y exigirle a esos empleados públicos que participen en actividades político partidistas o que compren taquillas.

Igual pudieron asignarlo a Hacienda y que funcionara como un elemento neutral a la hora de considerar alguna rebaja contributiva. Eso también sería de impacto general y no segmentado.

Pero tampoco realizaron el ejercicio. Me preocupa que aún queda la deuda de Energía Eléctrica. Esa está tasada en unos $9,000 millones. La Junta adelantó que para satisfacer cualquier acuerdo el dinero saldrá de la tarifa. Quiere decir que ya nos anticipan que la luz será más cara. Eso también nos afecta a todos.

Pienso que ese aumento en la tarifa abrirá un efecto cascada que tendrá repercusiones en otros ámbitos, haciendo más caro el vivir aquí. Eso también me preocupa.

Así que ajuste su cinturón porque nos esperan días complicados, sobre todo para nuestro bolsillo.