Les voy a contar una historia de la vida real. Sé que sueno como la actriz de cine y televisión Silvia Pinal, pero lo que les voy a resumir es la pura verdad. El tiempo que llevo ejerciendo esta profesión me ha permitido ver y analizar el comportamiento de los dirigentes políticos que han gobernado nuestra isla.

En muchas ocasiones, los he visto rasgarse las vestiduras por determinadas causas y, al pasar del tiempo, se convierten en cómplices de lo que combatieron.

Pudiéramos trasladarnos al final de los años ochenta, comienzo de los noventa. En aquel entonces, el gobernador Rafael Hernández Colón propuso privatizar la Compañía Telefónica, que era una entidad gubernamental. Se formó la “pelotera” de la vida. Protestas, marchas, ¡paros sindicales! En fin, tiempos turbulentos. Todos criticaban la acción, incluyendo a los líderes del PNP, principal partido de oposición de ese entonces.

Pasan las elecciones de 1992. Los novoprogresistas logran su objetivo y ganan la Gobernación. No se vende la compañía, pero pasado las elecciones de 1996, se anuncia que se vende y finalmente se privatiza la entidad.

La tarjeta de Salud es otro ejemplo. Tras cambiar el llamado Sistema Arbona, que regía el sistema de Salud, se formó una batalla campal por ese concepto. Se prometía eliminar elección tras elección. Nunca ocurrió y la tenemos hoy con otro nombre.

Otro ejemplo es el IVU. Esa medida provocó un impasse entre rojos y azules. La legislatura de ese entonces controlada por el PNP proponía eliminar el sistema de arbitrios por un IVU de un 5%, pero el gobernador de ese entonces, Aníbal Acevedo Vilá, marchó con alcaldes y líderes para que se subiera a un 7%. Así se hizo.

Más tarde, ese IVU subió a un 11.5% en los tiempos de García Padilla, luego de que fracasará su intento de imponer un IVA a los productos que entraban a la Isla. El PNP gritó. Le dio una pataleta y tras ganar solo bajaron el IVU en el renglón de alimentos preparados.

¿Se acuerdan cuando acudían a los medios y repetían la lista de impuestos aprobados en el cuatrienio de Alejandro? Luego de tanta saliva, no derogaron ninguno. ¿La excusa?, que esos impuestos ya estaban obligados.

Privatizaron el expreso 52. Protestaron y protestaron. Nada ocurrió y ahí lo tenemos con aumentos anuales en sus peajes. Igual ocurrió con el aeropuerto. El gobernador Fortuño se embarcó en esa misión. Los populares lo combatieron en la tarima y al ganar García Padilla, no dio marcha atrás a pesar de que fue promesa de campaña.

¡Hasta la unicameralidad! Se dio una votación para modificar constitucionalmente el sistema legislativo de la Isla. El pueblo votó por ese cambio y nunca se ejecutó porque alegadamente la participación electoral fue muy bajita. La legislatura del PNP nunca actuó. Se le saca en cara a cada rato, pero lo cierto es que el PPD tuvo control legislativo y gubernamental del 2013 al 2016 y nada hicieron por el concepto.

Es más, los rojos incumplieron sus promesas de convocar a una Asamblea Constituyente y se enfadan cuando sus hermanos azules realizan plebiscitos en favor de la estadidad.

Ahora la privatización de la energía eléctrica es el nuevo campo de batalla. Una privatización que se da cobijada por una ley que fue de la autoría de un PNP, Larry Seilhamer y un popular, Eduardo Bathia. Ley que fue avalada por votos de los dos bandos.

La transacción de hoy tiene apoyo y detractores en los dos lados de los partidos de mayoría en la Isla. Todo depende de lo que busquen de manera individual, para ubicarse en un lado o al otro.

Así quedó demostrado con este resumen que les doy. Hemos tenido una larga historia de complicidad. De babosería. De promesas incumplidas. De traiciones. De apego a grandes intereses y no a los intereses del pueblo. Quebraron la Isla juntos y juntos se encargan de poner tropiezos y atrasar soluciones. Los rojos y azules son hermanos. Pero no unos hermanos cualquiera. Son hermanos siameses y están pegados por la barriga. ¡Juzgue usted!