El drama humano de una complicada situación familiar, en la cual dos jóvenes de 18 y 19 años quedaron presos en medio de unas vacaciones ha capturado la atención de todo Puerto Rico y, por ende, llegamos al lugar de los hechos. Ocho días de arduo trabajo y emociones a flor de piel.

El asunto había acaparado titulares durante varias semanas, ya que los jóvenes habían sido acusados de violación sexual, lo que provocó la intervención policial y su detención. El dúo de hermanos aprovechó su última noche en la zona turística de Playa del Carmen para quedarse junto a otros jóvenes en uno de los pubs que ubica en el hotel, hasta la hora de su cierre.

Precisamente, fue en los últimos minutos de la actividad social que, alegadamente, ocurrieron los hechos en la zona de las piscinas. Allí, una joven nacional mexicana de 17 años asegura que ocurrieron los sucesos.

En un tipo de cobertura cómo está, siempre se busca trabajar los diversos ángulos para montar un rompecabezas, lo más fiel y exacto al suceso que se investiga. Sin embargo, en esta zona del mundo la prensa no corre con esa suerte.

Al llegar a la zona de la península mexicana, el desconocimiento del suceso se palpaba en cada conversación. El tema no había trascendido en los medios locales. Al parecer, existe una práctica de que este tipo de suceso se mantiene en bajo perfil.

Sin embargo, se trata de un asunto frecuente. En datos obtenidos, se encontró que en el primer trimestre del año, los casos de delitos sexuales en la zona de Playa del Carmen se habían duplicado en comparación al 2019. Debe destacarse que el 2020 quedó excluido de la comparativa, ya que la pandemia del coronavirus mantuvo detenida la industria turística.

Unas 108 investigaciones se habían abierto y, de ellas, unas 38 estaban relacionadas a violación simple.

Más allá del dato frío, plasmado en un expediente, es muy difícil -por no decir casi imposible- el usted lograr que alguien se siente a dialogar sobre el preocupante incremento. Tocamos muchas puertas. Algunas desde antes de llegar, con el mismo resultado: Nada.

Los jóvenes boricuas responden a los nombres de Luis Daniel y Erick Zapata. Luego de estar presos en una celda de un cuartel policiaco fueron enviados al Centro de Detención Municipal de Solidaridad. Así se llama el municipio que alberga la prisión, al igual que las facilidades de Hotel Barceló donde, alegadamente, ocurrieron los hechos.

Con cierta maña dimos con el golpe de suerte de que nos recibiera el administrador del centro. Respondía al nombre de José Concepción Delgado. Al principio, nos miró con cara de pocos amigos. No se explicaba cómo un trío de boricuas había llegado hasta el apartado lugar.

La cárcel ubica en un paraje solitario, en un llano amplio con aire de desierto. Hacía un calor infernal. Torres de vigilancia en bloques sin empañetar, semipintado y bastante sucio. El lugar alberga sobre 400 almas que esperan su día en corte, incluyendo a nuestros compatriotas que pueden esperar hasta dos años en lo que se atiende su delito, que no incluye el beneficio de una fianza.

Se podrá imaginar cómo se sienten estos jóvenes, cuyo confinamiento anterior se limitaba a un cuarto con aire acondicionado, playstation, un baño con agua caliente y comidas a su gusto.

Más allá de esa experiencia, nadie más habló. Ni la fiscalía, ni las autoridades de turismo, ni la gerencia del hotel Barceló, ni la representación de la joven querellante.

Regresamos, dado a que el proceso continúa atrasado y los costos de mantener una operación en Playa del Carmen se elevan. Llegamos con un sabor amargo, pues nos gusta trabajar los casos completos, pero no siempre se logra.

Reglas de juego distintas a las que uno está acostumbrado en Puerto Rico. Aunque existen excepciones, estamos acostumbrados a hablar abiertamente, hasta de los casos notorios que involucren extranjeros.

Sobre este caso podemos decir que existen otros elementos que en su momento conversaremos. Por ahora, solo resta esperar.