¡Oiga, mi hermano! La política en Puerto Rico no deja de sorprender. Desde la semana pasada, la “comidilla” del día han sido las actuaciones de los llamados Delegados de la Estadidad.

Primero, el exgobernador Ricardo Rosselló. Este salió en una transmisión en las redes sociales con una cartulina escrita a mano, denunciando el alegado discrimen que Estados Unidos lleva contra Puerto Rico. Desde hace un tiempo, los estadistas han abrazado la ruta de que la Gran Corporación ha violado nuestros derechos civiles al mantenernos en un estado colonial indigno.

La movida llevó a niveles insospechados la creatividad de algunos que caricaturizaron el momento, reduciendo a “meme”, la imagen del exmandatario. Claro, otros han tratado de imitarlo y hasta llevar el mensaje un poco más allá, atando lo sucedido como una antesala al caso Vaello, que tendrá una vista ante el Supremo de los Estados Unidos.

No bien pasan el Niágara en bicicleta, con el papelón de las cartulinas y la vuelta creativa para atarlo al caso del Seguro Social Suplementario, sale la delegada Elizabeth Torres a prender el abanico. Con él comenzó a regar acusaciones sobre las gestiones realizadas por sus compañeros en la Capital Federal. ¡Hasta de corruptos los tildó!

El fanguero siguió escalando. Comenzó en las redes sociales y llegó hasta los medios cristianos, en los que habló del espejismo de la Estadidad, acusando a sus homólogos de usar la plataforma para adelantar causas partidistas del penepé, en lugar de trabajar por el ideal.

A la señora Torres le devolvieron fuego. La han tratado desde desquiciada hasta oportunista. El gobernador en persona la tiró al medio, al admitir que se reunió con él para pedir una modificación al indulto otorgado a su pareja por parte de la entonces gobernadora Wanda Vázquez.

En fin, un tiroteo genocida que dejará heridas mortales. Mientras tanto, siguen las preguntas importantes en el tintero. ¿Cuál ha sido el resultado obtenido hasta ahora? ¿Quién es el adulto que trabaja con estos “chiquillos” y coordina los esfuerzos coherentes de su trabajo y los supervisa? ¿Cuál es el plan de trabajo que justifique la “tonga” de miles de dólares que devengan?

Está claro que ganaron una elección. Está claro que empujaron una ley y como ganaron en las urnas, la están ejecutando. Más sin embargo, el dinero que utilizan para pagar a estos cabilderos sale del bolsillo de todos los contribuyentes que tienen distintas creencias políticas. Al menos, sean elegantes comportándose como profesionales y no como colegiales en horas de recreo.

Lo ocurrido en las pasadas semanas no adelanta en nada el ideal de la Estadidad. Lo que tenemos son varios muertos políticos, víctimas del tiroteo en el D.C. Corral.