El sábado, 14 de enero mientras los “Men and the City” nos presentábamos por primera vez en Orlando, y un público boricua reía a rabiar, había todo un mar de gente disfrutando del certamen de Miss Universe, en donde Ashley Ann Cariño puso a brillar la monoestrellada.

Mi corazón estaba dividido, pues mis energías estaban entre el escenario del Osceola Performing Arts y la final de Miss Universe en New Orleans.

Comencemos por la satisfacción que sentimos todos los puertorriqueños gracias a la gran labor que nuestra soberana realizó en el certamen. Sin duda alguna, brilló desde el día uno.

Es de conocimiento popular que la nuestra estuvo en todos los “tops” de los misiólogos, fue consistente en su desempeño y no hubo ni un solo “look” desacertado. Se convirtió en la querendona del certamen. Prueba de ello fueron los vítores que recibió el viernes antes del concurso, el aumento de sus seguidores en las redes sociales y, por supuesto, el furor que causaba cada vez que transitaba por el escenario.

Confieso que el sábado, tras bastidores mientras no estaba en escena, miraba el concurso desde el celular. Pero, ojo, no era la única, ya que muchos de mis compañeros también estaban pendientes del desempeño de nuestra reina.

Una vez Ashley se presentó ante el universo como PUERTO RICO, el pecho se me infló al igual que a la mayoría de los puertorriqueños. Qué orgullo sentimos cuando mencionan el nombre de nuestra Isla. Y ni hablar de cuando la nombraron primera en el cuadro de las 16 finalistas, que como no había comenzado la función, corrí por el pasillo de los camerinos gritando de la emoción. A partir de ese momento nuestro país cuenta con el récord de clasificar por quinto año consecutivo en el cuadro de semifinalistas.

Justo cuando estaba a punto de entrar a mi segunda escena en la obra, anunciaron que la nuestra era parte del “top 5″, así que entré al escenario con más energía que nunca, porque sabía que Ashley conquistaría con su respuesta. El universo la escuchó hablar. Soy testigo de cuánto trabajó nuestra reina en todo su proceso de preparación. Al momento de responder demostró tesón, temple, entereza, confianza, dominio pleno de lo que se le preguntaba, carisma y seguridad.

Cariño habló desde el corazón y la sonrisa que iluminaba su rostro fue reflejo de que estaba disfrutando el aquí y el ahora. Ashley estaba lista para responder cualquier pregunta porque, aparte de ser una mujer preciosa, es una mujer brillante, fue por esto que una pregunta sencilla la elevó con su respuesta. En sus palabras no hubo pretensión, sino una determinación profunda que solo se siente cuando se domina la palabra. Lamentablemente, no conseguimos estar en el “top 3″, pero no estamos tristes, al contrario, estamos gozosos de que la nuestra haya sido escuchada en el universo.

Querida Ashley, GANASTE, no lo dudes ni un segundo. Dios y la vida tienen un plan diseñado para ti que es perfecto. ¡Gracias por permitirme formar parte de tu proceso de crecimiento y preparación! ¡Gracias por escuchar y confiar! Eres un ser humano extraordinario y este es el comienzo de grandes cosas que vienen para ti. Eres y serás siempre nuestra reina, la reina que conquistó nuestros corazones y que conquistará el espacio.

A todo el equipo de trabajo de Miss Universe Puerto Rico, ¡FELICIDADES! Una vez más dimos cátedra de cómo es la mujer puertorriqueña.

Yizette, BRAVA, te lo he dicho muchas veces, pero no me canso de repetirlo: eres el hada madrina de los sueños. Tu pasión, entrega, compromiso, cariño y optimismo compulsivo son algunas de las cualidades que te distinguen. ¡Gracias por dirigir en excelencia la franquicia nacional! ¡Gracias por contar conmigo! Tú también eres Puerto Rico.

De más está decir que terminamos la función en Orlando con una alegría profunda, con un lleno total, celebrando a nuestros boricuas en la diáspora y, por supuesto, elogiando públicamente el desempeño que nuestra amada Ashley tuvo en el concurso. Cariño pa’ nuestra REINA siempre.