¡Qué rápido ha pasado este año! Ya estamos en diciembre, llegan las navidades y el horario de esta época da inicio. En Puerto Rico somos mundialmente reconocidos por celebrar las navidades más largas del mundo. Podríamos decir que oficialmente arrancan con el tradicional especial del Banco Popular y este año no fue la excepción.

Este último mes del año, debemos proponernos como país erradicar todos aquellos males que nos han aquejado, entre ellos la violencia, la criminalidad, la corrupción, Luma, y la lista es interminable. De igual manera, debemos presentar atención a nuestra población de envejecientes.

Viene a mi mente y a mi corazón el caso más reciente de la mujer de 80 años que fue encontrada muerta y en avanzado estado de descomposición y junto a ella su hija con Síndrome Down, de algunos 50 años. La dama pasó aproximadamente cinco o seis días antes de que fuera hallada muerta, gracias a la llamada de vecinos que alertaron de un fuerte olor que provenía del hogar de estas dos mujeres. Inevitablemente, muchos nos preguntamos, ¿cómo es posible que este tipo de tragedia suceda? ¿Dónde están sus otros familiares? ¿Qué será de la hija sin su madre?

Este caso una vez más demuestra la ineptitud del sistema, ya que hay otros lugares en el mundo en donde el gobierno se encarga de adiestrar a las familias para lidiar con este tipo de casos en donde los hijos requieren de un cuidador las 24 horas del día. Cuando los padres llegan a los 62 años llevan al paciente junto a la familia a un hogar para que este pueda recibir una preparación para el momento de separación de hijos y padres propia de la vida. Toda la familia participa de la misma semana tras semana para prepararse responsablemente y que en el momento que partan no dejarles indefensos.

Al momento en que la noticia fue difundida, el cadáver de la madre no había sido identificado. Sabemos que en este tipo de casos quien más sufre es la víctima indefensa, que viene siendo la hija con Síndrome Down. ¿Cómo el Departamento de la Familia trabajará esta triste situación?

Me apena muchísimo ver cómo al día de hoy este tipo de situaciones continúan, ya que sabemos que la población de adultos mayores en nuestra Isla es enorme. Ojalá y no seamos testigos de este tipo de casos y que sirva este como inspiración para que nuevos proyectos de protección a nuestros envejecientes se creen y el sistema les preste atención. Necesitamos cuidar de ellos de la misma manera en que ellos han cuidado de nosotros. Ese sería un hermoso regalo de navidad.

Utilicemos esta época del año para encontrar nuevos propósitos en nuestras vidas. En lugar de estar pendientes a lo material, cultivemos nuestros valores como país. ¿De qué manera?

1. Estableciendo equilibrio: todos debemos afrontar problemas y situaciones negativas con los recursos que tenemos.

2. Reconociendo que no hay una sola manera de hacer las cosas: es decir, que hay que ser flexibles y ceder.

3. Inventando nuevas tradiciones en familia: cocinar nuevas recetas, reconectar con antiguas amistades, decorar la casa todos juntos, entre otras.

4. Quizás no sea “Feliz Navidad” para todos y simplemente sea “Navidad”. Si es así no pasa nada, respétalo, posiblemente el mejor regalo para esas personas sea recibir afecto o simplemente que seamos empáticos comprendiendo de qué manera desean vivir su Navidad.

Más allá de las parrandas, el arroz con gandules, el lechón, el coquito y el vacilón, no olvidemos nunca cuál es el significado de este tiempo: el nacimiento del Niño Jesús. Que este horario navideño que acaba de comenzar sea uno único y diferente. A vivirlo con intensidad.