“Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana (…) No te prives de pasar un buen día”, Papa Francisco.

Muchas veces, por no decir casi siempre, en el ajoro de vivir se nos olvida sacar al menos cinco minutos para reflexionar. Sé que sacar esos espacios de meditación dentro de la rutina son cuesta arriba, pero son necesarios. Al sacar momentos de reflexión podemos darnos cuenta de lo afortunados que somos. Que en ocasiones nuestros problemas son nimiedades ante las bendiciones que tenemos. Nos enfocamos mayormente en lo negativo o en lo que nos agobia, hoy te invito a que comiences a agradecer por lo que tienes. El simple hecho de tener cada día un día más de vida es un motivo enorme para agradecer.

Esta es la Semana Mayor, semana en la que debemos mantener fijos los ojos en Jesús. Durante cuarenta días, año tras año, nos preparamos para recordar la más grande prueba de amor que un Padre hace por sus hijos. Dios nos entrega a su hijo Jesús hecho hombre, para que con su muerte y resurrección reafirmarnos cuánto nos ama. Debemos durante estos días sacar unos momentos de reflexión. En el ajoro de la vida es imperativo que encontremos espacio para la oración. Esta columna no pretende ser una lección de moral, más sin embargo lo que invita es a sumergirnos en una reflexión profunda.

En un mundo en donde lo que predomina es el ruido, la violencia, la falta de tolerancia y la indiferencia es importante orar. Pero también, este periodo supone un espacio para hacer un examen de conciencia y proponernos cambiar. Meditemos sobre todas aquellas acciones que nos alejan de Jesús, pensemos en cuantas veces hemos sido nosotros quienes le hemos negado como Pedro, o le hemos latigado como le latigaron en la cruz.

Esta Semana Santa debe ser una de reflexión y silencio. En el silencio encontramos respuestas. Estamos muy expuestos al ruido de la vida y no apreciamos el silencio. El silencio es paz, es búsqueda y es calma. El silencio habla. Casi todas las mañanas hago el ejercicio de ir en silencio en el carro, me regalo ese espacio para pensar y observar la naturaleza. En ese espacio agradezco a Dios por las maravillas de su creación. Alimenta tu espiritualidad y tu voz interior, te aseguro que te sentirás mejor.

No te enfoques en lo negativo, disfruta del milagro de la vida. Ten tiempo de calidad con los tuyos. Haz gestos de caridad con el vecino. Saborea la palabra solidaridad y llévala a la práctica. Mírate en el otro y reconoce sus virtudes. Saca tiempo para compartir con tu familia. Y sobre todo saca tiempo para agradecerle a Dios, a la vida o a quien quieras las bendiciones que tienes.

Escuchaba decir el otro día a un sacerdote que no importa el lugar donde estés, esta semana saca cinco minutos, solo cinco minutos para reflexionar y entrar en sintonía con Dios. Nos corresponde unirnos estos días, pero en esta ocasión en oración. Oración por todos aquellos que hoy sufren. Oración por aquellos que se han sanado y viven para contarlo. Oración por todas nuestras familias para que en estos días estemos más unidos que nunca y gocemos de buena salud. Oración por nuestro país. Oración por aquellos que ya no están. Oración por nuestra gente.

¡Que sea una Semana Santa única e irrepetible!