La educación es la base de un país, pues es la responsable de que niños, niñas y jóvenes se formen para luego tomar las riendas de su vida.

Comienza un nuevo año escolar y se avecinan retos, como es costumbre. Ya maestros, personal administrativo, empleados de mantenimiento y comedores escolares han iniciado labores para garantizar el éxito de un nuevo semestre.

La educación ha cambiado y eso no es ningún secreto.

Ahora la educación no es tan solo que el estudiante se siente a escuchar lo que el maestro dice, abrir el libro y tomar apuntes en un salón de clases. Ahora el estudiante es partícipe de la dinámica del curso, pues con sus anécdotas, energía y entusiasmo han transformado el aula.

La educación moderna va en vías de la interdisciplinariedad, en donde todos tengan que ver con todos, las disciplinas se entrelacen para que así nuestros estudiantes tengan una formación más completa.

Ejemplo de una experiencia interdisciplinaria es que las matemáticas se pueden aprender a través de un ejercicio de movimiento corporal, o las ciencias mediante un ejercicio de escritura creativa.

He sido testigo también de cómo instituciones privadas les han dado la mano a estudiantes del sistema de educación pública para que aquellos jóvenes que así lo han decidido estudien y se formen. Ya hay colegios que tienen programas “after school” en donde los jóvenes pares del sistema público desarrollan sus habilidades e intereses y se prepararan para tomar el College Board.

Vivimos en un país en donde la violencia es la orden del día, en donde son cada vez más los desertores escolares, en donde las faltas de respeto y la poca tolerancia dominan nuestras calles. Entonces, ¿qué estamos haciendo como país para erradicar todo esto? Es ahí la escuela es pieza clave en el desarrollo de un país.

Establece la UNESCO que “la educación artística es la clave para formar generaciones capaces de reinventar el mundo que han heredado. Apoya la vitalidad de las identidades culturales haciendo hincapié en sus vínculos con otras culturas, contribuyendo así a la construcción de un patrimonio compartido. Ayuda a formar ciudadanos tolerantes y dinámicos para nuestro mundo globalizado”.

Tras hacer una investigación exhaustiva, descubrí que en el diseño curricular dominicano se establece el Área de Educación Artística desde el primer ciclo de primaria hasta el segundo ciclo del nivel secundario. En esta área curricular se desarrollan dos competencias específicas: la expresión artística y la apreciación artística y estética, contribuyendo de este modo al desarrollo de la capacidad para apreciar y producir lo bello. Se propicia así el desarrollo de la atención, la memorización y la capacidad de análisis, para favorecer la adquisición del sentido crítico y estético. Esto es fundamental para desarrollar al ser humano integral. De esta manera contribuimos a la interdisciplinariedad de nuestros estudiantes.

Conversando con un colega llegamos a la conclusión de que el gobierno ha puesto mucho empeño en muchas cosas, pero las escuelas han quedado rezagadas. ¡Claro! Para el sistema la educación puede suponer un gasto cuando en realidad todos sabemos que es la más importante inversión. Es deber de todas y todos luchar para que estén abiertas nuestras escuelas. Es deber de todas y todos trabajar para que nuestros niños, niñas y jóvenes se formen para así trabajar por el país que soñamos. Nuestro país está en construcción y nuestra educación también debe estarlo.

“Un niño aprende las cosas en los periodos sensitivos. Esta sensibilidad permite al niño ponerse en contacto con el mundo exterior de un modo excepcionalmente intenso. Y entonces todo le resulta fácil, todo es entusiasmo y vida. Cada esfuerzo representa un aumento de poder”, decía María Montessori.

Deseamos que nuestra nación esté en manos de seres humanos más nobles, menos indiferentes, más solidarios, menos violentos, más empáticos. ¡Que sea un gran año escolar!