Mientras hoy día muchos gozamos de energía eléctrica, aunque sea interrumpida, hay miles de puertorriqueños que aún no cuentan con este servicio. Ejemplo de ello es que, tan reciente como ayer, una estudiante en la universidad me preguntó si podía entregar su trabajo en manuscrito en lugar de hacerlo en la computadora. En el momento en que la estudiante me indicó que aún no cuenta con el servicio de energía eléctrica, la frustración me invadió una vez más.

Qué dolor ser testigo de cómo nuestros estudiantes sufren las consecuencias de años de mala administración. Me parece irónico el hecho de que nos hayamos acostumbrado a andar por las calles a oscuras y ser el país remendado. Es normal la oscuridad que acompaña la historia del Puerto Rico de hoy, aunque parezcamos un disco rayado. Las esperanzas se van perdiendo, los ánimos van decayendo, la salud mental se desmorona y, para muchos, el país se nos viene abajo.

La artista Myrna Báez tenía razón al decir que “esto es un país que está por ser país”, porque es inaudito que aún haya familias sin luz. Tú que me lees, saca un momento al día para pensar en aquellos que necesitan. Saca tiempo para asegurarte de que la gente con la que convives y compartes espacio, ya sea en tu comunidad, espacio laboral, escuela, universidad o en cualquier rincón del país, están bien y no necesitan nada. Posiblemente, quien tienes al lado necesita y no se atreve a decirlo por la aparente normalidad en la que vivimos.

No podemos perder de perspectiva que lo que vivimos y estamos viviendo es fuerte y que nos corresponde a todas y a todos luchar por recuperar el país que está en reconstrucción. La solidaridad y empatía deben ser las palabras que nos acompañen en nuestro diario vivir. Agradece y respeta a esos ciudadanos y ciudadanas que están dando la milla extra para echar esto pa’lante. Denuncia lo que esté mal para que se corrija. Lucha para que tu comunidad recupere lo que ha perdido en todo este tiempo y continúa trabajando con el corazón para levantar a este país que tanto amamos.

Nuestra nación necesita de todas, todos y todes. Nuestra patria nos necesita. Solidarízate con aquellos que aún no tienen luz y sírveles de apoyo. Ingéniatelas para que aquellos que aún sufren los estragos de Fiona reciban un rayo de esperanza. Creo en el poder de la gente. Creo en el buen corazón de los puertorriqueños. Creo y confío en que todo va a estar bien. Si aún no te ha llegado la luz, paciencia y fe. No te desesperes. Ten por seguro que estás presente en los corazones de quienes amamos y luchamos todos los días para lograr el país que soñamos.

¡Fuerza! ¡Espíritu de lucha! ¡Ánimo! ¡Todo va a estar bien! Aunque cada vez estemos más cansados, recordemos que “solo el pueblo salva al pueblo”.