Es un cambio de paradigma. Es una teoría que cobra fuerza ante un discurso que intenta limitar la violencia al narcotráfico. Pero los asesinatos –aun cuando se registran entre personas armadas– podían deberse a muchas otras razones que en nada tienen que ver con el “control por el trasiego de sustancias controladas”.

La Policía de Puerto Rico estima que cerca del 80 por ciento de los asesinatos en la Isla se relacionan con el control de los puntos. Sin embargo, aun los agentes más veteranos reconocen que muchos de los homicidios se vinculan a la empresa ilegal por la víctima contar con un expediente criminal o, del mismo modo, por el historial delictivo del victimario. Una investigación más profunda podría dar con móviles muchos más elementales, más llanos, como un tropezón, un corte de pastelillo en la carretera, una mirada no correspondida o celos. Estudiosos sobre la violencia, particularmente en países donde se registran una alta tasa de asesinatos, reconocen una serie de factores que no guardan relación alguna con el narcotráfico, sino más bien con ramificaciones históricas, culturales y sociológicas.

La premisa, de ser aplicada en nuestra isla, revierte el anticuado concepto sobre la alta incidencia de asesinatos en Puerto Rico. ¿Qué violentos somos nosotros, los puertorriqueños? Es una pregunta que cabe preguntarse debido a muchas otras muertes que están acaparando los titulares y que tampoco se relacionan con la venta de drogas.

En una entrevista con Primera Hora como parte de un reportaje sobre el narcotráfico, el profesor de justicia criminal Gary Gutiérrez enmarcó la violencia en Puerto Rico dentro de un contexto más amplio y abarcador. El especialista, además, indicó que los narcotraficantes puertorriqueños no se pueden ver en un vacío, sino como un producto de una violencia cultural.

En este sentido, se podrían estudiar paralelismos entre Colombia y México, en donde la narcoviolencia se intenta analizar bajo otros puntos de referencia, incluyendo la pobreza y la marginación. Los dos elementos se pueden encontrar en nuestra isla, particularmente al analizar comunidades que se han convertido en feudos de los capos.

Otros, particularmente en las agencias de orden público, pudiesen explicar la violencia al son de cargamentos, arrestos y penas.

Pero las razones para la violencia nunca aparentan ser sencillas.