No es común que en una cobertura periodística coincidan uno de los pintores más importantes y uno de los mejores beisbolistas de Puerto Rico. Hace unas semanas, asistí a una actividad en la que se subastarían serigrafías hechas por el maestro Antonio Martorell para recaudar fondos para la Academia de Béisbol de Carlos Beltrán. Por supuesto, allí estaban ambos, el pintor y el pelotero. (Pueden ver los reportajes aquí: http://www.primerahora.com/martorellseinspiraenbeltranvideo-764612.html y http://www.primerahora.com/culecoconlaacademiacarlosbeltranvideo-764611.html).

Como reporté en ese momento, Martorell explicó que conocía la admiración que, como todo seguidor del béisbol, sentía Beltrán por el legendario Roberto Clemente. De modo que utilizó los rostros de ambos peloteros para crear la serigrafía.

Pero había más: Martorell “choteó” a Beltrán al decir que, al conocerlo en persona, supo que el jardinero de los Cardenales de San Luis era un “pintor aficionado, con un brazo muy bien educado”. Sin embargo, si el pelotero es capaz de realizar arte, Martorell admitió entre risas que él no juega absolutamente nada de béisbol.

Cuando le pregunté a Beltrán sobre su faceta como artista, rió y, con mucha humildad, explicó que hace unos años pintó un mural en la habitación de su hija y que le mostró una foto a Martorell. El jardinero admitió que sí le gusta pintar, que Martorell le dijo que eso sí es arte y que ahora tiene una cita pendiente con el artista para ver su obra y su forma de trabajar.


Sin embargo, lo más impresionante para mí fue ver la emoción en el rostro del toletero cuando le pregunté qué sintió la primera vez que vio la serigrafía en la que la mitad de un rostro corresponde a Clemente y la otra, a él. Con mucha humildad, Beltrán hizo notar el gran respeto y admiración que siente por la figura de Clemente, tratando de explicar –sin decirlo directamente– que no considera que esté a la altura que el fenecido número 21 de los Piratas de Pittsburgh.

“Para mí fue un shock, en el aspecto de que se entrelazara la figura de Roberto con la mía. Como pelotero y como puertorriqueño, entiendo lo que Roberto significa para Puerto Rico y para el mundo entero en el ámbito del béisbol. Es un gran honor... Todavía lo veo y, no sé… por el respeto que le tengo a Roberto, pero también hay que respetar la mentalidad y el pensamiento del artista”, dijo Beltrán.

“Hay que seguir haciendo cosas como las que estamos haciendo, el trabajo dentro y fuera del terreno de juego. Es el ejemplo que nos dejó Clemente y que yo quiero seguir”, añadió Beltrán esa noche, luego de hablar de su proyecto con la Academia y, por supuesto, de béisbol.

Beltrán dijo además que la primera copia de la serigrafía ya estaba enmarcada en su oficina. Así, una obra de arte le recordará siempre a un excelente pelotero –y pintor aficionado– que el arte y el deporte pueden ser más profundos y trascendentales de lo que muchos podrían pensar.

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