Algunas sugerencias para el lenguaje no sexista
El lenguaje tiene que ofrecer otras opciones menos disruptivas para las personas que quieran utilizar un lenguaje no sexista.

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En el artículo de hoy no pretendo debatir a favor o en contra del uso del lenguaje inclusivo, sino proveer algunas sugerencias de cómo repensar algunas frases u oraciones para que suenen neutrales y nadie se sienta excluido.
La verdad es que las soluciones que se han planteado hasta el momento pueden resultar incómodas para algunos. Por ejemplo, el uso del desdoblamiento (“Estimados y estimadas alumnos y alumnas: ¡Bienvenidos y bienvenidas sean todos y todas!”) es tedioso, tanto para el que lo dice como para el que lo escucha. Por otro lado, el uso de la arroba (“Estimad@s amig@s”) o de la equis (“Queridxs compañerxs”) no tienen manera de pronunciarse. Y la nueva moda de decir “todes les alumnes” no deja de ser complicado para pronunciar y entender.
El lenguaje tiene que ofrecer otras opciones menos disruptivas para las personas que quieran utilizar un lenguaje no sexista. Las buenas noticias son que, si repensamos la manera en que construimos algunas frases y oraciones, es posible lograrlo. Veamos algunos ejemplos:
En vez de referirnos a “los jóvenes”, podemos hablar de “la juventud”.
Tenemos la opción de mencionar “la ciudadanía”, en vez de “los ciudadanos”.
Se puede hablar de “las personas afectadas” y no de “los afectados”.
En lugar de decir que “todos salen ganando”, mejor decir que “todo el mundo sale ganando”.
Podemos cambiar una oración de afirmativa a negativa y decir que “nadie resultó herido” en vez de que “todos resultaron ilesos”.
Qué tal si, en vez de decir que “varios de los participantes se fueron”, mencionamos que “un grupo de participantes se fueron”.
En un saludo protocolar frente a una audiencia, pudiéramos sustituir el “Bienvenidos” por “Les damos la bienvenida”.
Pudiésemos referirnos a “la población puertorriqueña” para sustituir la expresión “los puertorriqueños”.
¿Y por qué no decir “Quienes tengan hambre”, en sustitución a “Los que tengan hambre”?
Tal vez podamos aseverar que “el profesorado hizo su trabajo”, en vez de que “los profesores” lo han hecho.
Y tal vez convenga hablar “del electorado”, en vez de “los electores”.
En fin, hay muchísimas maneras de darle la vuelta al asunto en algunas situaciones. La realidad, sin embargo, es que estas opciones no aplican a todas las circunstancias y no hay una solución para todo.
Lo ideal es entender que, según lo establece la gramática, el plural terminado en ‘o’ es inclusivo y no exclusivo. Es decir, si yo me encuentro con una persona en la calle que tiene dos hijos varones y dos hijas mujeres, y le pregunto “¿Cómo están tus hijos?”, esa persona no pensará que solo le estoy preguntando por la salud de los varones. Es obvio que me refiero a los cuatro, porque el contexto y los códigos de nuestro idioma, que todos reconocemos, así lo han dispuesto por siglos.
El forzar cambios dramáticos en la manera en que nos expresamos y entendemos, como es el caso del desdoblamiento (‘queridos y queridas’) o el uso de la ‘e’ (‘compañeres’) tiene situaciones que no aparentan tener solución. Por ejemplo, en el caso de un hombre y una mujer que son novios, ¿de qué otra manera se puede decir que no sea “Juan y María son novios”? Sería imposible utilizar el desdoblamiento (“Juan y María son novios y novias”) como tampoco tendría lógica el uso de la ‘e’ (“Juan y María son novies”). La única forma de decirlo es que Juan y María son… novios.
Este es un tema delicado, en el que se enfrentan las normas gramaticales con los movimientos a favor de un lenguaje inclusivo y no sexista. Quién sabe a dónde nos lleve la evolución del idioma en este debate…
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
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