A lo largo de los años, he notado que se repiten algunas creencias equivocadas con relación al uso correcto de nuestro idioma español. Estos ‘mitos de la lengua’ nos llevan a cometer errores a la hora de hablar o de escribir. A continuación, algunos de ellos:

MITO #1: “La palabra ‘guion’ lleva acento en la ‘o’”.

FALSO: Esta palabra es una monosílaba (que solo tiene una sílaba) y, por regla general, las monosílabas… no llevan tilde. ¿Por qué ‘guion’ es monosílaba? Porque su triptongo (en este caso, la unión de las tres vocales ‘uio’) se compone de dos vocales débiles juntas (‘ui’, que nunca se separan) y una vocal débil con una fuerte tónica (‘io’, que tampoco se separan). Las únicas monosílabas que se acentúan son aquellas que llevan ‘tilde diacrítica’, es decir, la tilde que se utiliza para diferenciar palabras que se escriben igual, pero con distintos significados, pronunciaciones y categorías gramaticales (algunos ejemplos son el adverbio ‘sí’ de afirmación y la conjunción condicional ‘si’, o el sustantivo de la bebida ‘té’ y el pronombre ‘te’). La palabra ‘guion’, aunque puede tener varios significados, siempre se utiliza como sustantivo y su pronunciación nunca cambia.

MITO #2: “Las mayúsculas no se acentúan”.

FALSO: Las tildes son parte de la ortografía de una palabra y siempre se deben escribir. El mito es una herencia de la época de las maquinillas, las cuales impedían ponerle la tilde a las mayúsculas. Hoy día, con las computadoras que nos permiten acentuar las mayúsculas, ya no hay excusa para no hacerlo.

MITO #3: “Nunca se deben usar las redundancias”.

FALSO: Las redundancias (la repetición de un mismo concepto en diferentes palabras) pueden, en ocasiones, tener una razón para su uso: crear énfasis. Estas expresiones redundantes, pero enfáticas, también conocidas como ‘pleonasmos’, le añaden expresividad a lo que se intenta comunicar. Por ejemplo, no es lo mismo decir “Lo vi” que “Lo vi con mis propios ojos”. Es obvio que, si lo viste, fue con tus ojos, pero la expresión completa ayuda a darle un mayor grado de énfasis y carácter a lo acontecido. Hay, sin embargo, redundancias que son innecesarias y que deben evitarse, tales como: “Eran un trío de tres” o “Tuvo una hemorragia de sangre”.

MITO #4: “Es incorrecto pedir ‘un vaso de agua’, porque el vaso no es de agua, sino de cristal”.

FALSO: Las preposiciones (a, ante, bajo, con, de, desde...) adquieren un significado de acuerdo con el contexto, es decir, por sí solas no denotan un significado específico. De hecho, la preposición 'de' puede tener muchísimos usos (más de 20), según el contexto en que se utilice (un ‘vaso de cristal’ denota la materia en que está hecho; un ‘vaso de mi prima’ denota pertenencia; un ‘vaso de adorno’ denota función; un ‘vaso de Portugal’ denota procedencia, etc.). En el caso de ‘vaso de agua’, el significado que adquiere la preposición ‘de’ es para señalar "contenido en algo". De la misma forma es correcto decir ‘taza de café’, ‘lata de cerveza’ y ‘copa de vino’.

MITO #5: “La palabra ‘hubieron’ no existe”

FALSO: Si buscas una tabla de conjugación del verbo ‘haber’, encontrarás que ‘hubieron’ aparece bajo la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple. La explicación gramatical puede ser complicada, así que lo voy a decir en arroz y habichuelas: si el verbo ‘haber’ (en todas sus formas de conjugación) es el verbo principal de la oración, siempre se escribe en singular (“Había 20 personas”, “Habrá 20 personas”, “Hubo 20 personas”, etc.). Ahora bien, si el verbo ‘haber’ precede a otro verbo, entonces sí se usa el plural (“Habían llegado 20 personas”, “Habrán llegado 20 personas”, “Hubieron llegado 20 personas”, etc.).

Existen muchos otros mitos del idioma que visitaremos en futuros artículos. Mientras tanto, ¡quédate en casa!