Por lo general, todo nombre de ciudad, estado o país tiene una historia, una razón de ser. Por ejemplo, el nombre de nuestra isla, Puerto Rico, hace referencia a lo que hoy se conoce como la bahía de San Juan. En los años de la colonización española, ese puerto, tan bien protegido, era el último lugar de parada de los navíos antes de embarcarse, con las riquezas de América, hacia España. Por eso era un ‘puerto rico’. Como consecuencia de un error en uno de los mapas de la época, se invirtieron los nombres de la capital y del país. Así pues, la isla de San Juan Bautista pasó a llamarse Puerto Rico, y viceversa.

Si miramos los Estados Unidos, existen explicaciones para la gran mayoría de los nombres de los estados. Algunos de ellos tienen un origen nativo, como lo es el caso de Alabama, que proviene de los indígenas ‘alibamos’, una tribu que habitaba la región. El término Alabama se traduce como “limpiadores de arbustos” o “aquí permanecemos”, lo que refleja el arraigo de los indígenas en la tierra y su resistencia a ser desplazados.

Por otro lado, un estado cuyo nombre guarda una relación directa con nuestra historia es Florida. Su nombre se atribuye al explorador español y primer gobernador de Puerto Rico, Juan Ponce de León, quien realizó una expedición a esa península en 1513 en búsqueda de la fuente de la juventud. Se dice que Ponce de León le puso el nombre de la Florida a ese territorio en honor a la Pascua Florida, que fue la fecha en que llegó a pisar sus tierras por primera vez. De hecho, el asentamiento español de la Florida precedió a la de los peregrinos ingleses que llegaron al territorio de Estados Unidos cien años después, por lo cual podemos afirmar que el español fue el primer idioma europeo hablado en esas tierras.

Uno de los estados cuyo nombre tiene un origen interesante es el de California. La historia se remonta al siglo XVI y está relacionado con un libro de caballería escrito por un tal Garci Rodríguez de Montalvo. El libro, titulado “Las sergas de Esplandián”, narra las aventuras de un caballero en una misteriosa isla llamada… California. En la novela, este lugar era una tierra habitada exclusivamente por mujeres guerreras lideradas por una reina llamada Calafia. La descripción que hace el autor de ese lugar fantástico es de una tierra rica en tesoros y paisajes exuberantes.

Pues resulta que cuando los conquistadores españoles comenzaron a explorar las costas del pacífico de Norteamérica, relacionaron lo que veían con las descripciones de aquella novela de caballería. En un principio, los exploradores pensaron que habían descubierto una isla muy similar en lo que, hoy sabemos, es la extensa y estrecha península de Baja California. Por eso, en honor a la isla de las aventuras de Esplandián, decidieron ponerle el nombre de California a esa nueva tierra hermosa y rica que encontraron.

Con el tiempo, el nombre California se utilizó para referirse a una amplia extensión de tierras en la costa oeste de América del Norte, no solo para referirse a la península. La fiebre del oro de California en la década de 1840 y la posterior migración masiva hacia el oeste solidificaron el uso del nombre de la región, que finalmente se convirtió en el estado de California en 1850.

Existen muchas otras historias curiosas sobre el origen y significado de nombres propios de lugares, también conocido como ‘toponimia’. Aprenderemos de otras historias interesantes en futuras columnas. Hay tela para cortar…