Después del agua, el café es la bebida más consumida en el mundo.

Se calcula que los consumidores beben 2,600 millones de tazas de café… ¡al día!  Si multiplicamos ese número por 365 días que tiene el año, el número es casi impronunciable: 949,000,000,000. ¡Esas son muchas tazas!

Pudiese hablar aquí sobre los beneficios del café, pero esta no es una columna sobre salud y bienestar, sino sobre lenguaje. Hay bastantes curiosidades asociadas con el idioma y el café, así que… ¡exploremos!

Lo primero es que la palabra ‘café’ es una de las más de 4,000 palabras en español que provienen del árabe. Tiene su origen en la palabra “qahwa”, que se refería al vino. A medida que el café se extendió por el mundo árabe, la palabra se adaptó para describir esta nueva bebida. De hecho, el término “kahveh” en turco y “Kaffa” en árabe se convirtieron en las raíces de palabras como “café” en español y otras lenguas europeas.

Tomar café, en otras épocas, era cosa fácil: se tomaba negro o con leche.  Ya, hoy día, la cosa se ha complicado.  Cuando vas a un lugar especializado, la lista de posibilidades es interminable: espresso, cappuccino, latte, macchiato, mocha y tantos otros.

Si te gusta el café concentrado y fuerte, tu opción es pedir un espresso.  Esa palabra, al igual que muchas otras en la categoría de café, proviene del italiano.  Así que puedes escribirlo tal cual se escribe en ese idioma (en itálico, por ser una palabra extranjera) o puedes escribir la versión españolizada: ‘expreso’.  Lo que no debes hacer es mezclar el italiano y el español (expresso).  Este disparate lo veo a menudo en algunos locales y siempre me pregunto si tendrán el mismo cuidado al preparar el café que el cuidado que tuvieron al escribir la palabra.  Bueno, pero lo importante es que el nombre de este tipo de café proviene de los conceptos de exprimir o presionar, ya que se relaciona directamente con el proceso de extracción que se obtiene al forzar agua caliente con mucha presión a través de granos de café finamente molidos.  El resultado es una bebida más fuerte y con mayor cuerpo en comparación con otras opciones de café.

Por otro lado, resulta interesante el origen del cappuccino.  Al igual que el espresso, puedes escribirlo en italiano (en cursivas, por ser un extranjerismo) o españolizarlo: ‘capuchino’.  No debes mezclar los dos idiomas, como también lo he visto por ahí: cappuchino.  Pues resulta que el nombre de este café que combina partes iguales de expreso, leche vaporizada y espuma de leche proviene de los frailes capuchinos en Italia, que fueron los pioneros de esta mezcla de café.  El nombre ‘capuchino’ se atribuye a la similitud del color de la bebida con el hábito de estos frailes, específicamente por su distintiva capucha marrón.

La palabra macchiato, por su parte, tiene también su origen en el italiano y proviene del verbo macchiare, que significa ‘manchar’ o ‘marcar’.  Este nombre refleja la forma en que se prepara esta bebida, en la que se mancha o marca el espresso con una pequeña cantidad de algún otro ingrediente como leche o espuma de leche.

Por último, también puedes ordenar un café mocha, el cual tiene la particularidad de que incorpora chocolate en la bebida.  Su origen proviene de la ciudad portuaria de Mocha, en Yemen, donde se estableció uno de los primeros centros importantes de comercio de café.

Espero que este artículo te motive a tomarte una buena taza de café. Disfruta del placer que produce y… ¡salud!