Los chats y las redes sociales han creado un nuevo lenguaje escrito desechable.

En el mundo de lo escrito, estos métodos de comunicación son lo más cercano a la voz oral, en que las palabras emanan sin filtro ni proceso de edición, como cuando hablamos.  

En las épocas previas al mundo digital, solíamos coger lápiz y papel para escribir una carta.  Tal vez tú, si eres de la generación X o ‘baby-boomer’, sabes a lo que me refiero.  Seguro que guardas todavía, en alguna caja o en una vieja gaveta, aquellas cartas de antaño.  Escribirlas era un proceso que tomaba tiempo y esfuerzo, porque sabíamos que las cartas perdurarían a través de los tiempos.  Aún guardo las cartas de amor de mi adolescencia (muy cursis, por cierto).

Por el contrario, ahora, los enamorados se envían un breve mensaje de texto o se escribe alguna cosa en alguna red social, que con el paso del tiempo se pierde en el inmenso mundo de la virtualidad.  Así pues, se escribe para resolver, para comunicar algo rápido que no perdura, que no tiene trascendencia.  Por ello, sentimos que no hay que velar tanto por nuestra ortografía, ni gramática, ni sintaxis; al final, lo que importa es decir lo que tenemos que decir y ya.

De ahí la proliferación de abreviaturas nuevas para decir mucho con poco.  

-      Q te pasa? (¿Qué te pasa?)

-      Voy x ti (Voy por ti)

-      Aki estoy (Aquí estoy)

-      A q hra qdamos? (¿A qué hora quedamos?)

-      Tkm (Te quiero mucho)

-      Pq no vienes tmb? (¿Por qué no vienes también?)

-      Ola ke ase? (Hola, ¿qué haces?)

-      Qtpsa? (¿Qué te pasa?)

-      Ntp (No te preocupes)

-      Xoxo (Abrazos y besos)

Ese es el nuevo lenguaje del chat.  Existe, incluso, un nuevo diccionario creado por la Asociación de Usuarios de Internet (AUI) que se llama Diccionario SMS, que define estas nuevas formas abreviadas de expresarnos.  

A veces me preguntan mi opinión al respecto.  Yo lo veo de la siguiente manera: los lenguajes evolucionan de manera orgánica y se adaptan a las nuevas realidades históricas y sociales del momento. Por ejemplo, hoy día tenemos muchos anglicismos en el español como consecuencia de la enorme influencia del inglés en los ámbitos tecnológicos, culturales, económicos, etc. Así ocurría cuando era el francés el idioma del imperio o cuando era el árabe el que se fundía entre los cristianos durante casi ocho siglos de presencia en lo que hoy es España.  

La era digital transforma nuestra manera de comunicarnos, al igual que lo hizo el telegrama en sus tiempos.  Hay que buscar maneras de agilizar nuestra comunicación escrita a través de nuestro teléfono móvil, porque su propósito es poder llevar un mensaje rápido, desechable, de gratificación inmediata, sin objetivos literarios, ni epistolares, ni trascendentales.  

Es la comunicación que se transforma ante nuestros propios ojos.  

Lo importante es, me parece, que los jóvenes entiendan que el lenguaje del chat es como si fuese un segundo idioma, que vive de forma paralela al lenguaje más culto que debemos mantener al momento de redactar a otros niveles más formales.  Es como decir que aprendemos a escribir en español, en inglés y en el lenguaje del chat. El reto es saber diferenciarlos, y no sacrificar el aprendizaje de uno por la costumbre del uso del otro.  El problema estriba en que se pierdan las fronteras y tengamos personas escribiendo con lenguaje de chat en un texto académico o profesional.  Debemos poder dominar tanto la redacción formal como la informal.

Q kres?