La manzana es una fruta, y el aguacate es… ¿una verdura? ¿O es también una fruta? ¿O son las dos cosas? ¿Qué es?

¿Y el pepinillo?

¿Y el pimiento?

¿Y el tomate?

No recuerdo que me hayan enseñado esto en la escuela, y me sospecho que no soy el único porque la gran mayoría de las personas con quien he conversado sobre este asunto se sorprenden cuando les digo lo que te voy a decir ahora:  todos los comestibles que mencioné al principio del artículo son… frutas.  

¿Que los pepinillos, los aguacates, los tomates y los pimientos son frutas?

Pues sí, lo son. Y a esa lista de frutas súmale las calabazas, los calabacines, las berenjenas, los plátanos, los cocos y los pepinillos, por solo mencionar algunos.

No nos engañemos: no todas las frutas son dulces, ni los vegetales son los únicos que tienen cabida en el reino de las ensaladas.  

Entonces, ¿qué hace que una fruta sea una fruta y cómo las podemos diferenciar de las verduras?

Sencillo: el secreto está en las pepas, en las semillas.

Si tiene pepas, es una fruta.

Piénsalo de esta manera: todas las frutas tienen un propósito reproductivo.  En realidad, las frutas que te comes no son otra cosa que el ovario que rodea a la semilla. Eso que es comestible y que sabe tan rico tiene, en esencia, una función de proteger las semillas para que puedan reproducirse.  Algunas frutas tienen sus pepitas adentro (como la sandía o el tomate), mientras que otras las tienen expuestas en su exterior (como la fresa).  

¿Y el coco?  ¿Qué es?  Es un fruto seco tropical.  Lo que consumimos es la pulpa de su semilla.  

Por otro lado, las verduras u hortalizas no tienen ese propósito reproductor.  Las zanahorias, por ejemplo, son raíces, al igual que las papas; las lechugas son hojas, los espárragos son tallos.  En el caso de las papas o la yuca, estas verduras son tallos comestibles conocidos como tubérculos.

Una duda común surge con los guineos y los plátanos, ya que se consideran frutas a pesar de que las semillitas negras que ves dentro del fruto cuando los partes por la mitad no tienen, en realidad, ningún propósito reproductivo; esas pepitas son estériles.  Si quieres cultivar estas frutas, hay que replantar la base de la planta, de donde salen retoños que darán paso a los nuevos guineos o plátanos.  

Y puesto que estamos hablando de estos temas bananeros, ¿por qué en Puerto Rio y en la República Dominicana le decimos guineo a la banana?   La teoría es que muchas de esas frutas llegaban al Caribe por barco, procedentes de la región del África Occidental conocida como Guinea.  

Algo parecido ocurrió con nuestras chinas.  Si vas a España, por ejemplo, y pides un jugo de china, seguro te mirarán con cara de confusión y te dirán: “Bueno, no tenemos jugos de China, solo tenemos zumos españoles”.  Bueno, la explicación de nuestra forma de llamar a la naranja tal parece que también está relacionado con el origen de estas frutas, las cuales solían provenir, precisamente, de la China.  

Por último, todas las frutas y vegetales que existen tienen una palabra en español que las definen.  Muchas veces, cuando hablamos en nuestro idioma, solemos mezclarlo con el inglés (el famoso ‘espanglish’). Esto lo podemos evitar si conocemos los nombres en castellano:

Strawberry… fresa

Raspberry… frambuesa

Cranberry… arándano

Blueberry… arándano azul

Chery… cereza

Así que, ya lo sabes: hay más frutas en tu plato de lo que muchas veces te imaginas. Llámalos por su nombre, para que siempre hables y escribas en buen español.