Los nombres de los países suelen tener una razón de ser.  No son producto de la mera casualidad, sino que detrás de ellos hay un significado.

El continente de América, por ejemplo, debe su nombre a un navegante italiano llamado Américo Vespucio (1454-1512), quien fue el primero en identificar esas tierras como un ‘nuevo mundo’.  Fue un cartógrafo alemán quien hizo el primer mapa y denominó la región como las “Tierras de Américo”.  Resulta curioso que se le diera ese reconocimiento a Américo Vespucio y no a Cristóbal Colón, quien es el navegante que se ha llevado el crédito de descubrirlas.  Al final, Colón fue un ‘casi ganador’, ya que le dieron un premio de consolación: el país de Colombia debe su nombre al famoso navegante. 

Aquí hago un paréntesis para aclarar algo:  América es el nombre de todo el continente, por lo cual ‘americano’ es el gentilicio de todos sus habitantes, no solo de los que viven en Estados Unidos. El gentilicio apropiado para los que viven en ese país es ‘estadounidenses’.  Así pues, un chileno es un americano, un canadiense es un americano y un brasileño lo es también.  Así lo establece claramente la Real Academia Española en su ‘Diccionario panhispánico de dudas’:  “Debe evitarse el uso de ‘americano’ para referirse exclusivamente a los habitantes de Estados Unidos… No debe olvidarse que ‘América’ es el nombre de todo el continente y son americanos todos los que lo habitan”.  

Regresemos a los nombres de los países de América. La nación de Bolivia reconoce la vida del gran libertador, Simón Bolivar, quien luchó por la emancipación de Hispanoamérica frente al imperio español.  El nombre de su país de origen, Venezuela, es un diminutivo que significa ‘pequeña Venecia’.  Al principio de la conquista, los españoles quedaron maravillados por las construcciones indígenas que rodeaban el lago Maracaibo y que les recordaba la ciudad de Venecia en Italia.  

La línea del ecuador, que divide el planeta en dos hemisferios, pasa por el medio del país sudamericano que lleva su nombre, Ecuador.  Es interesante el hecho de que su capital, Quito, significa en el lenguaje indígena quechua: ‘el ombligo del mundo’.  El ombligo está en el centro del cuerpo, al igual que Quito es la ciudad del centro del planeta.  

¿Sabes de dónde viene el nombre de Argentina?  Su origen es del latín ‘argentum’, que significa ‘plata’.  Esas tierras formaban parte de la región del Río de la Plata, donde se pensaba que abundaba ese metal precioso; de ahí su nombre.

Movámonos ahora a Centroamérica.  Una de las teorías para el nombre del país de Honduras tiene que ver con las grandes profundidades de sus costas hacia el Caribe.  Se dice que los primeros navegantes, al abandonarlas, exclamaron: “Líbrenos Dios de estas honduras”.  

Otra costa que impresionó a Colón por su abundancia de recursos naturales y por los adornos de oro que portaban los indígenas lo fue… Costa Rica.  De hecho, de ahí viene también el nombre original de nuestra capital, Puerto Rico.  Su nombre se debía a su extraordinaria bahía.  El país completo se llamaba, según Colón la denominó, San Juan Bautista.  En algún momento a principios del siglo XVI se intercambiaron los nombres y San Juan pasó a ser el nombre de la ciudad y Puerto Rico el del país completo.  

Este tema del origen de los nombres de los países tiene mucha tela para cortar y poco espacio en esta columna.  En el futuro, hablaremos de otros orígenes, no solo en América sino en el resto del mundo…