De chiquitos, cantábamos una canción infantil que decía:

“Mambrú se fue a la guerra

qué dolor, qué dolor, qué pena,

Mambrú se fue a la guerra

no sé cuándo vendrá.

Que do-re-mi, que do-re-fa,

no sé cuándo vendrá”

Y así seguía… ¿La recuerdas?

¿Alguna vez te preguntaste quién era ese tal Mambrú que se fue a la guerra?

Pues probablemente no, hasta ahora. Sigue leyendo…

La versión de esta canción es francesa y se compuso hace muchos años, allá para el 1709. Tiene su origen en la batalla de Malplaquet entre ingleses y franceses. Aunque la batalla la perdieron los franceses, ellos pensaban que habían logrado matar a su archienemigo, el militar y político John Churchill, duque de Marlbrough (este señor era un antepasado de Winston Churchill). Cuando la canción la traducen al español, se deformó el título nobiliario a la forma que todos conocemos: Mambrú.

La canción aparenta ser de tristeza por la muerte de Mambrú, pero en realidad está cargada de ironía. El ‘qué dolor, qué dolor, qué pena’ tiene una connotación burlesca.

Fue una de las nodrizas del hijo del rey borbón Luis XVI (al que le cortaron la cabeza junto a su esposa, María Antonieta) quien hizo famosa la canción. Tal parece que ella se pasaba cantando esa tonada que se popularizó por todo el castillo de Versalles y, poco a poco, por el resto de Francia. Luego, gracias a que los borbones también reinaban en España, la canción cruzó la frontera y allí se hizo famosa también. Los niños solían cantarla mientras jugaban a la rayuela.

El éxito de esta melodía ha pasado a otros idiomas, incluyendo el alemán y el inglés. Ha cruzado las aguas del Atlántico, y en América hay diversas versiones en diferentes países.

Así ha ocurrido con muchas otras canciones que ya son parte de nuestra cultura y vida cotidiana. Por ejemplo, en los cumpleaños, solemos cantar ‘Cumpleaños feliz’, pero también ‘Feliz, feliz en tu día”. La primera nació en Estados Unidos a finales del siglo XIX por dos maestras de escuela elemental que se inventaron una melodía para dar la bienvenida a cada nuevo día de clase (“Good morning to all, good morning to all, good morning, good morning, good morning to all”). La canción se popularizó y se le cambió la letra a “Happy birthday to you”, con su traducción al español que conocemos y que es, desde el 1985, de dominio público. Hoy día, esta canción aparece en el libro Guinness de récords mundiales como la canción inglesa más popular. Por su parte, la segunda canción de cumpleaños que conocmeos (’Feliz, feliz en tu día’) es más reciente y proviene de los famosos payasos de la televisión Gaby, Fofó y Miliki que la inmortalizaron a través de sus discos y presentaciones.

Otra canción que se ha hecho famosa a lo largo de las décadas lo es “Pollito-chicken, gallina-hen, lápiz-pencil y pluma-pen”. Esa se la debemos a una educadora puertorriqueña de nombre Pepita Jiménez, quien se inventó esta canción para enseñarle inglés a sus estudiantes. La maestra creó la canción en la década de los 30 en Puerto Rico, durante la época en que la enseñanza en las escuelas debía ser en inglés. Este es uno de tantos ejemplos de la genialidad de nuestros maestros.

Las palabras cobran nueva vida cuando se atan a una melodía, ya que la música las preserva por décadas. Estoy seguro de que aquellos lectores que vivieron la época dorada de la publicidad en Puerto Rico en la década de los 70 y 80 recordarán muchas de las canciones publicitarias (‘jingles’) de aquellos tiempos.

¿Cuáles sabes?