Nuestra cultura árabe
Conoce la presencia árabe que heredemos en Puerto Rico con la colonización de los andaluces.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Desde pequeños nos han dicho que los puertorriqueños venimos de tres razas principales: la española, la africana y la taína. Yo añadiría una cuarta muy importante: la árabe.
Si piensas que los árabes son una sociedad que nada tiene que ver con nosotros, piensa otra vez. Su influencia está muy presente en nuestra sangre y en nuestra cultura.
Para entender por qué, tenemos que mirar hacia el pasado.
La gran mayoría de los españoles que colonizaron a Puerto Rico durante los primeros tres siglos luego de su descubrimiento provenían del sur de España, de una región conocida como Andalucía. Ciudades como Cádiz, Sevilla, Granada y Córdoba son algunos de los lugares de procedencia de nuestros antepasados. Si has viajado alguna vez a esa región, te habrá llamado la atención la presencia de diversos y hermosos monumentos árabes. En Granada, por ejemplo, hay una ciudadela-palacio llamada la Alhambra que es una verdadera maravilla arquitectónica, en Sevilla es muy famosa la torre de la Giralda, mientras que en Córdoba se puede visitar una de las mezquitas más famosas del mundo. Esto se debe a que, durante casi 800 años en la Edad Media, los árabes dominaron esas tierras, conocidas entonces como al-Ándalus. De hecho, fue en el mismo año del descubrimiento de América (1492) que los reyes católicos, Fernando e Isabel, lograron expulsar finalmente a los últimos remanentes árabes, localizados en la región de Granada, como parte de las Guerras de Reconquista que los cristianos habían peleado durante siglos a lo largo de casi toda la Península Ibérica.
Así que esta presencia árabe tuvo mucha influencia en diversos aspectos de la sociedad cristiana española, la cual heredemos en Puerto Rico con la colonización de los andaluces.
La influencia está presente en el juego de ajedrez, en el álgebra, en el uso de los números arábigos que sustituyeron los números romanos y en el concepto del cero. Además, hay influencias muy marcadas en la música y en el uso de la guitarra. En la comida la vemos en el uso de las especias. En la arquitectura, está presente en las casas con patios interiores, como las que vemos en el Viejo San Juan. Sin embargo, el impacto más contundente en nuestra cultura está en el idioma.
Se estima que hay más de 4000 palabras en el español que provienen del árabe.
En la famosa canción de Juan Luis Guerra que dice “Ojalá que llueva café en el campo” hay dos arabismos: ‘ojalá’ y ‘café’. En el caso de ‘ojalá’, esa expresión hace alusión a la divinidad musulmana: Alá. La palabra significa ‘quiera Alá’, es decir, ‘quiera Dios’. Por su parte, el término ‘café’ se deriva del árabe y significa ‘estimulante’.
El árabe está presente en muchas de las manifestaciones de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, en la comida tenemos el ‘aceite’, la ‘aceituna’, la ‘albóndiga’, el ‘arroz’, el ‘azúcar’, el ‘limón’, la ‘naranja’ y la ‘zanahoria’. En la música tenemos las palabras ‘guitarra’ y ‘tambor’. En la vestimenta encontramos términos como ‘ajuar’ y ‘zapato’. En el hogar tenemos ‘almohadas’ y ‘alfombras’. En las instituciones administrativas y sociales heredamos los nombres ‘aduana’, ‘aldea’ y ‘bario’. En el renglón de plantas y flores podemos mencionar la ‘albahaca’, el ‘algodón’, la ‘azucena’ y el ‘jazmín’. Y así pudiésemos seguir nombrando cientos y miles de palabras adicionales. Muchas de ellas tienen la peculiaridad de comenzar con la letra ‘a’ (‘ajonjolí’, ‘alcachofa’, ‘albañil’, ‘alcohol’, ‘alicate’, ‘almacén’ y ‘azahar’, entre muchas otras).
Ya ves, tenemos en nuestro idioma y en nuestra cultura una importante influencia árabe. Reconocerlo nos ayuda a entender mejor quiénes somos y de dónde venimos. Ojalá nos sintamos orgullosos de nuestro pasado árabe… ojalá.
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
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