Dicen que para ser exitosos en la vida hay que ‘tener dos dedos de frente’.

¿Has escuchado esa expresión?

Se refiere a la inteligencia y capacidad de razonamiento que pueda tener una persona.

“María es muy inteligente, pero a su esposo Juan le falta tener dos dedos de frente: se la pasa cometiendo errores”. En otras palabras, Juan no pega una.

Un amigo ilusionista me llamó en estos días para contarme que él y su esposa estaban conversando sobre esa expresión y que se habían dado cuenta de que no todo el mundo entiende a qué se refiere la frase. Me explicó que algunas personas imaginan literalmente la expresión como si hiciera alusión a extender, hacia el frente del cuerpo, dos dedos de la mano. La frase se refiere, más bien, a posicionar dos dedos (el índice y el del corazón) sobre la frente.

¿Y por qué? ¿Qué tienen que ver los dedos en la frente con la inteligencia?

Pues, como muchas de las palabras y expresiones que existen, hay una explicación para ello.

Resulta que, a principios del siglo XIX, un anatomista y fisiólogo alemán llamado Franz Joseph Gall fundó una teoría pseudocientífica que denominó ‘frenología’. Él decía que era posible determinar la inteligencia de una persona, además de su carácter y rasgos de su personalidad, a base del tamaño y la forma del cráneo.

Entre otras cosas, Franz argumentaba que mientras más grande era la frente de una persona, más inteligente era (el propio científico tenía una frente grande, por lo cual su teoría le caía como anillo al dedo).

Según él, una persona con una frente estrecha, menor al tamaño de dos dedos posicionados de forma horizontal, debía ser menos inteligente que, digamos, una persona que le cupiesen tres dedos o más en la frente.

Se ha comprobado que eso es, por supuesto, totalmente falso. En mi caso, si fuera cierto, yo tendría que ser un genio al nivel de Albert Einstein o Stephen Hawking (en mi frente cabe mi mano entera y todavía sobra el espacio).

En temas relacionados con personas tímidas en su capacidad intelectual, ¿sabes de dónde viene la palabra ‘bruto’? Su origen es romano, viene de ‘brutus’, y en aquel entonces se utilizaba para referirse a los animales que eran lentos y testarudos. Por cierto, esa última palabra, ‘testarudo’, viene de ‘testa’ (cabeza) y ‘rudo’ (persona áspera que le cuesta percibir y aprender). Por lo tanto, un ‘testarudo’ es… un cabeciduro.

¿Y qué me dices de los ‘cabezas de alcornoque’? ¿Has escuchado esa expresión? Es un insulto muy útil cuando te enfrentas a una persona incapaz, ignorante o necia. ¿A qué se refiere?

Pues resulta que un alcornoque es el árbol del cual se produce el corcho, muy abundante en Portugal, España e Italia. La madera de estos árboles suele ser bastante dura, lo cual explica la expresión como sinónimo de cabeza dura.

Otra expresión relacionada es ‘cabeza de chorlito’. Ese insulto suele referirse a una persona poco inteligente, que tiene poca cabeza… algo relacionado con la teoría de nuestro amigo Franz Joseph Gall. Un chorlito es un pájaro, muy común en España, que tiene una cabeza desproporcionadamente pequeña con relación al resto de su cuerpo. Tal parece que, en su caso, el pequeño tamaño de su cerebro tiene una relación directa con su inteligencia, ya que suele hacer sus nidos muy cerca del suelo donde otros animales pueden acceder con facilidad y robarse los huevos que allí deposita.

Este pájaro no tiene dos dedos de frente. ¿Cuántos dedos tienes tú en la tuya?

Mídelo…