El otro día mientras conversaba con una amiga me di cuenta del impacto que estaba provocando en ella mi buen humor y mi actitud positiva ante su tristeza. Esto no significa que no me importe lo que le pasa. Al contrario, comprendo su dolor y soy muy consciente de lo difícil que se le hace aceptar lo que está viviendo. Pero de momento, sin poder evitarlo, y en una de las mías, le hice un comentario con el que pude arrancarle una carcajada y verla sonreír de nuevo.

Esa carcajada marcó un antes y un después en como ella comenzaría a ver las cosas desde ese momento en adelante. Habíamos descubierto que reirnos y hacer bromas con su propia desdicha había servido de antídoto a su estrés, a su dolor y a su conflicto. Es que no hay nada mejor y más rápido para centrar el cuerpo y la mente que una gran carcajada entre dos amigas; de esas que salen del alma.

De repente mi amiga había pasado de ser una mujer triste y derrotada emocionalmente, a una más positiva ante la adversidad. Ya no quería seguir llorando ni lamentándose por lo mal que lo estaba pasando. Ella había comenzado a mirar su situación desde otra perspectiva. ¡Había decidido reír!

Por supuesto que esto de tener buen humor y reírse de la vida no se da por arte de magia. Esto conlleva un proceso largo de aprendizaje y de mucha madurez, pero la realidad es que, cuando nos reímos, se nos oxigena el alma y todo nuestro cuerpo se relaja. Así que oxígeno, oxígeno es lo que queremos. Al sentirnos contentos, vemos la vida y las situaciones de una forma mucho más livianas. Por eso, una simple carcajada hizo maravillas en mi querida amiga. 

Tener la capacidad de reír ante los problemas y situaciones que nos trae la vida, nos permite ver las cosas con más calma. Mientras atravesamos un momento difícil, el buen sentido del humor hace la diferencia en como nos recuperamos del golpe. 

Sin embargo, no puedo decir que es malo sentirse triste. Todos en algún momento hemos pasado por eso ya que la tristeza es una emoción tan válida y purificadora como lo es la risa. Aun así, sigo pensando que es mejor pasar la vida feliz, con una sonrisa en los labios, que pasarla llorando. 

Por eso, en los momentos difíciles, debemos aceptar las situaciones que se nos presenten con buen humor. Ningún problema es eterno porque la vida es un ciclo. Hoy podemos estar abajo pero de seguro más adelante llegaremos de nuevo arriba.

Haz la diferencia, quita de tu mente los malos pensamientos y levántate con una sonrisa, listos para encaminar tu día a uno positivo y de propósito.

La próxima vez que te sientas tentado a quejarte, más bien intenta reírte; créeme que harás más agradable tu vida y la vida de todos los que te rodean.