Por ahí hay un dicho que dice: “calladit@ te ves más bonit@” y aunque trillado, ¡cuánta verdad hay en esas palabras!

Siempre fui una mujer muy delgada, de hecho, bajo peso. Muy pocas veces he logrado estar en mi peso ideal. Si estar muy gordo da problemas para buscar ropa, también lo es si estás muy flaca.

Les cuento todo esto porque hace unos días me encontré con una persona que no veía desde hace mucho tiempo, para más decirles, nunca me ha visto embarazada. Y en plena conversación me ha dicho: “Oye, ¿estás esperando tu segundo bebé?”. Me dieron deseos de reventarlo. Todo el que me conoce sabe que mis gestos me delatan y en este caso no fue la excepción. Rápido el señor Don Discreto se disculpó.

Le dije que no había problema, que era normal porque aún tenía unas libras demás luego de haber dado a luz a mi tercera hija, hace casi tres meses. No me dan complejo mis libritas, que hasta se ven de lo más graciosas, para no estar esquelética.

Con el fin de solidarizarme con todas las que hemos quedado con unas libritas demás luego de los embarazos y con las futuras madres, quiero detallarles una lista de aquellos comentarios, preguntas, “chistes” y hasta gestos que jamás se le deben hacer a una mujer embarazada o recién parida. El propósito del listado es reflexionar en lo que hacemos sin querer, no es para cogerlo a pecho o pensar que las embarazadas son acomplejadas. Simplemente es destacar que durante el estado de gestación el cambio hormonal nos afecta en todo y eso incluye los sentimientos, estamos más sensibles y punto.

He aquí la lista, pueden añadirle las que crean.

¡Qué linda, que gordita estás!

Nena, ¿cuánto has aumentado? (¡A usted qué le importa!)

¿Tú estás segura que era uno, porque parece que te dejaron otro bebé adentro?

¿Vas para el próximo, o te quedas con ese?

¿Cerraste fábrica? (O sea que fabricas productos, no procreas hijos)

¿Vas a buscar la parejita? (Peor aun si la pregunta te la hacen mientras te visitan en el hospital, justo cuando te duele hasta el pelo)

¿Para cuando estás? (No te estás cocinando, no eres pavo, pollo o lechón)

¡Wao, qué pipota! Parece que vas a reventar.

Parece que te tragaste una aceituna. (Al final te lo suavizan con un ¡que linda!)

¡Tienes las piernas como jamones y los dedos como salchichitas!

Nena esas estrías no son ná, no te quejes por eso.

El famoso sobito sin permiso en la barriga. (Son mujeres embarazadas, no réplicas de figuras de Buda)

Cuando las tratan como si fueran discapacitadas. Una cosa es que sean amables y otra muy diferente es que nos traten como si no fuéramos funcionales por estar embarazadas.

Es una vulgaridad decir: ¡Qué clase de pedrá!

Si una compañera de trabajo está embarazada y aún la ves llegando a la oficina, no le preguntes: ¿Todavía? Si está en la oficina es porque TODAVÍA no está de vacaciones de maternidad.

Hágase amigo del tacto para que siempre esté a su lado y así evite incomodar a una de estas chicas.

Que quede claro, sé que muchas veces esos comentarios se dan de manera espontánea y no con la intención de ofender.

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