Han sido semanas intensas de muchas noticias y acontecimientos que al más fuerte de mente y emociones también le tienta la desesperanza.

También es el perfecto momento, invitación recibida, para activar la confianza unida a la gratitud.

Notemos cómo a través de la historia hemos sobrellevado otras situaciones de crisis y aquí estamos para contarlas. Mientras tanto, hagamos nuestro trabajo y observemos cuando estamos a la defensiva como reflejo de esa inseguridad o inestabilidad que también puede afectar a nuestro estado anímico, además de relaciones laborales y afectivas. ¿Por quién nos sentimos atacados? ¿La gente? ¿La vida? ¿Enemigos? Nos hemos preguntado: ¿Realmente hay un ataque? ¿Es la vida que nos enseña a ser más fuertes, formándonos hacia nuestra mejor versión en todo momento?

Nos pasa a todos. Cuando sentimos que nos atacan nosotros somos quienes decidimos reaccionar o no. Estar a la defensiva tiene como raíz la protección, la necesidad de refugiarnos, tal vez por decepciones del pasado, nos sentimos amenazados constantemente. Esto impulsa una actitud precisamente amenazante y negativa al que decide estar a la defensiva. O sea, se convierte en una reflexión, la defensiva atrae defensiva. Nos estamos protegiendo: de sentirnos criticados, de sentirnos vulnerables, de que nos quiten algo, de ser dañados o traicionados.

Al agradecer constantemente lo que tenemos, lo que somos, lo que aprendemos de otros, y al salirnos del constante ataque, flexibilizamos nuestra mente y nos permitimos sentir la confianza de que en realidad todo siempre está bien. Aumentamos inevitablemente la confianza también en nosotros mismos notando que no estamos a la merced de situaciones externas para decidir si estamos bien o no. Solo estamos viviendo las olas de la vida que vienen y van, son etapas de enseñanzas para todos.

Al defendernos, podríamos estar perdiendo oportunidades para aprender además de lindas experiencias.

En el momento que sintamos la “amenaza” o justo antes, preguntémonos: ¿Cuál es la verdadera amenaza? ¿Por qué me defiendo? ¿Qué gano al defenderme? ¿Qué pierdo al defenderme? ¡Adelante!

Sugerencias:

  • Leamos sobre el tema de la confianza propia.
  • Hagamos el esfuerzo de confiar en nosotros y en otros.
  • Cuando nos sentimos traicionados, perdonemos y demos el espacio a que los otros también aprendan y crezcan en sus acciones.
  • Dejemos fuera el pensamiento de culpa y castigo.
  • Confiemos siempre que hay algún bien en todo lo que sucede.
  • Mantengamos la mente enfocada en la gratitud.
  • Sanemos las decepciones pasadas.
  • Para ser feliz da #lomejordeti.