Lo que conocemos como Karma, se refiere a: nuestra acción. En términos de causa y efecto, pues es la causa. Es decir, toda causa o acción trae una consecuencia que puede ser negativa o positiva, deseada o no, depende de la intención que se ponga en movimiento.

A todos nos pasa que mientras damos pasos en el camino de nuestra evolución tengamos que lidiar con sentimientos no agradables como el rencor, la ira, tristeza, o celos, y otros. Estos sentimientos no nos avisan que la culpa es de… alguien o algo fuera de nosotros. Nos están avisando que en nosotros mismos están latentes esas emociones y si no les prestamos atención para curar sus causas seguiremos recibiendo de afuera los detonantes para manifestarse. No es culpa de nadie nuestro dolor, coraje o celos, son nuestras causas que nacen en el pensamiento lo que nos agita.

Un día leí: “Sé el mismo cuando haya gente alrededor y cuando estés solo.” A mis clientes les comparto que, esos sentimientos adversos, podría ser que no se expresen, que nadie los vea, pero si están vivos en la mente, ya estamos creando una causa. El hecho de que lo que hay en la mente no se vea, no quiere decir que no estemos creando realidades desde lo que pensamos.

La mejor manera de emprender buenas causas es cambiando nuestra manera de pensar, encontrar nuevas perspectivas y así lo que sentimos se renueva. Hay que olvidarnos de la pelea, del juicio, prejuicio, y del conflicto que nos tiene separados. En lugar de sentimientos o pensamientos que nos detienen o no nos permite ser nuestra mejor versión, incluyamos pensamientos agradables, y que no dañen a nadie, en nuestra mente, así seguramente se lograrán resultados más alineados a nuestras mejores causas, más a menudo.

Nuestra mente es comparable a un terreno fértil. ¿Qué quieres sembrar? Así como en el campo se espera que la tierra esté lista para sembrar café o plátano, de la misma manera plantamos a diario en nuestra mente ideas, pensamientos, imágenes. Las acciones que decidimos hacer son las semillas germinadas que en ella se plantan.

Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestra ignorancia.

Desde hoy, revisa-TE. ¿Qué piensas? ¿Qué te permites guardar en tu cabeza? ¿Qué quieres sembrar para luego vivir la consecuencia? De esta forma, poco a poco, con actitud alegre, podremos cuidar de nuestra vida.

Para considerar:

* Relajación – Hacer lo que te sirva para mantener la mente y el cuerpo relajado de forma natural – Yoga, respiración, meditar.

* Observar la intención a cada acción que se genera.

* Ser firme e íntegro en las intenciones.

* Confiar.

* Mantener el pensamiento claro.

* Trabajar constantemente en la personalidad.

* Observar resultados.