La definición del adjetivo “genuino” dice así: Que conserva con total pureza o autenticidad sus características propias o naturales. Genuina puede ser la mirada, la sonrisa, la inesperada carcajada, la amabilidad de tratar a otros, hablar lo que se siente cuando se siente, sin maldad escuchar, y sin temor ser vulnerables. Genuino puede ser, vivir con las menos máscaras posibles.

Deduzco que la total pureza y la autenticidad en cuestión podrían ser juzgadas o señaladas dependiendo del cristal con el que se mire y de quien quiera entender lo contrario.

Lo inevitable, es la opción y oportunidad que tenemos de asumir responsabilidad y permitirnos volver a nosotros mismos para continuar conociéndonos aún mejor. Reconocer nuestra verdad, debilidades y sin temor poder afianzar el amor y el respeto a pesar de no sentirnos comprendidos. Debemos continuamente ir a nuestro interior, fortalecer nuestras características positivas y valores, recuperarnos de cada sin sabor, sin culpar a nadie pues definitivamente todos estamos en el camino de la evolución.

En el proceso, será importante ser fuertes, no permitirnos actuar como no nos gusta que sean con nosotros, y si así sucede, pues nadie es perfecto, rectificar lo antes posible.

Cada quien tendrá su entendimiento sobre la genuinidad, inevitablemente las inseguridades a veces se interponen dejándonos ciegos de poder ver con transparencia a quien tenemos de frente. Ahora, ir por la vida juzgando quien lo es y quién no, podría estar enviando un contundente mensaje a quien lo hace, de regresar a sí mismo y preguntarse: ¿Hace cuánto estoy reprimiéndome a mí mismo?

Es hora de que nos comencemos a ver más humanamente, si algo necesita nuestra sociedad es sensibilidad, nos parecemos todos mucho más de lo que creemos. ¡Samos genuinos y dejemos ser a los demás!

Sugerencias:

1. Exaltemos nuestras características bondadosas.

2. Tratemos a todos como queremos ser tratados.

3. Perdonemos.

4. Conozcamos en qué áreas estamos reprimidos.

5. Cuidemos nuestra esencia.