La mente está en guerra
“De las enseñanzas más poderosas que he recibido y la que tengo que recordarme a menudo, es que la guerra que vemos afuera ha comenzado en un pensamiento”.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Hemos sido tocados emocionalmente por una guerra inesperada, justo después de haber empezado una pandemia mundial. Afectados ahora por más temas de separación humana, volvemos a ser invitados a revisar en nuestro interior. Piénsalo, la guerra es un reflejo de lo que hemos permitido en la mente. Y la mente de cada uno es su responsabilidad.
Lo veo todos los días. Parejas que se aman y luego terminan dejándose de hablar y quedando en conflicto. Familias que se pelean, usualmente por asuntos materiales o diferencias en formas de hacer las cosas. Amistades que compiten. Amistades que se demandan, se pelean, se dañan unos a otros. Y ni hablar de la violencia, pero de eso escribí la semana pasada.
De las enseñanzas más poderosas que he recibido y la que tengo que recordarme a menudo, es que la guerra que vemos afuera ha comenzado en un pensamiento. Lo dañado no son los conflictos políticos, religiosos o salubristas, sino las capas de sombra que acumulamos y que no dejan brillar la luz que somos, la divinidad en nosotros. Las capas como la avaricia, los celos, la venganza, la creencia de inferioridad o superioridad, y tantas otras. El tema es que para lograr regresar a la paz hay que hacer trabajo. Así como es imposible tener un abdomen de cuadritos comiendo chocolate y sin hacer ejercicios, no será posible eliminar de nosotros, o bajarle, a esas sombras que nos detienen de ser nuestra versión más brillante. Sombras que vienen y van, será un trabajo de vida entera, pero si se quiere vivir en paz, esa paz habrá que crearla primero en uno mismo.
Cuando bajo la guardia a la práctica que me mantiene en equilibrio, cada vez es más fácil reconocer el cambio que ocurre en los pensamientos y emociones que se reducen a una guerra interna, un conflicto. ¿O no nos damos cuenta que en nuestro pensar, si no lo cuidamos, podríamos caer en un dime y direte sin fin?
Se nos enseñó a juzgar: “los buenos” y “los malos”, “lindo o feo”, “bien o mal”. Si bien en algunos momentos es imposible hacernos entender sin el uso de algunas de esas calificaciones, es una narrativa separatista. Todos creemos tener la razón, porque hay convicción de lo que se expresa. ¿Pero herirnos por ello, hacernos enemigos o atacarnos? Ya eso es otro asunto y la causa tiene que ver más con nuestras carencias que con lo que creemos o no. Entonces en nuestro micro universo creamos enemigos. Nos separamos y señalamos por ideales políticos, por estilo de vestir, por identidad de género, vacunados o no vacunados, y otras razones distantes de nuestra naturaleza de amor, creando así, más oscuridad. ¿Pero para qué encender la luz si no hay oscuridad?
Ciertamente duele cuando alguien que amamos se va sin aviso, afecta recibir un grito o un insulto, ver gente que uno quiere pelearse, ver las imágenes
y vídeos de Ucrania o de guerras pasadas en la historia, más son momentos para detenernos a escuchar el grito de nuestra propia alma pidiendo hacer algo para vivir en paz. Empecemos en nuestras vidas, sana lo que haya que sanar, envía pensamientos de amor, de motivación y de apoyo a los demás. Abraza tus momentos de reto, busca la luz para salir de ellos, sin guerra. Trabajemos en la compasión a diario. Pidamos por certeza y misericordia, desarrollémosla. Solo así estamos aportando a lo que quisiéramos ver en el mundo.
Este camino no tendrá fin, es una labor diaria, un quehacer constante. ¿Qué hay en mi mente? ¿Guerra o paz? Escúchate, y decide qué camino vas a tomar, momento a momento.
Sugerencias:
1. Actúa siempre a favor de tu bienestar – Observa y decide qué escuchas, qué ves en redes, cine y la televisión. Lo que comes, con quién compartes tu tiempo. Qué haces en tu tiempo libre.
2. Trabaja en tu energía para servir a otros – Orar, repetir mantras, hacer afirmaciones, perdonar, sanar, soltar temores, leer escrituras, leer literatura de evolución personal, ver vídeos constructivos, limpiar la casa interna y la externa. Hacer ejercicios, meditar, cuidar de tu cuerpo, mente y alma.
3. Seamos pacientes con nosotros mismos en el proceso- Todos los días es uno nuevo. Crea una rutina que te mantenga más cerca de la luz y más lejos de tus sombras.
Táyna Rivera Llavona es fundadora de Lo mejor de ti, lleva una década sirviendo a otros en su evolución personal y profesional; hacer transformaciones en sus vidas a través de la práctica seria del life coaching. Es Life Coach (CPC) (CRC) (CBEC), maestra en psicología positiva y maestra de yoga denominada Yoga Siromani en el 2004 en Sivananada Centre, Quebec. Ha llevado con éxito sus talleres y servicios corporativos a Costa Rica, Panamá, Estados Unidos y Puerto Rico. Es autora de las novelas de ficción "14 días de Marisol", "SIETE: Una historia para tu alma" y su más reciente publicación de autoayuda, "Hacia la Victoria". Ofrece talleres a empresas, grupos y servicios individuales en su oficina en Guaynabo y telefónicamente para clientes fuera de Puerto Rico.
Lo mejor de ti con Táyna
Columna de autoconocimiento y evolución personal.