El invierno ha llegado, y con él, el tiempo de fluir con la naturaleza. Es la estación más fría del año, la que tiene días más cortos y noches más largas, la temporada en la que pareciera que toda la naturaleza duerme, como si hiciera una pausa con el propósito de acumular la energía necesaria para resurgir y renacer con todo su esplendor durante la primavera.

Esta estación que marca el fin del año 2021 y el inicio de uno nuevo, es una época de paz y descanso. Es cuando las plantas y los árboles que perdieron sus hojas en el otoño permanecen así durante el invierno, mientras que los animales hibernan para conservar su energía.

Así como los árboles sueltan sus hojas, y permanecen así antes del momento de mostrarse las nuevas, de la misma manera estamos invitados en esta época a dejar ir y continuar nuestro proceso natural de evolución y cambio que es lo único seguro que existe. Debemos botar o reciclar todo lo que no queremos o nos funciona como abre camino para lo nuevo. Claro, comenzando desde adentro.

Y como todo comienza desde ahí, es recomendable dirigir esta limpieza hacia las emociones, los ciclos y patrones que repetimos desde nuestra personalidad que ya no nos funcionan. Hábitos, costumbres, creencias, formas de pensar o perspectivas sobre la vida y nuestro entorno. Desechemos actitudes que al erradicarlas nos acercarnos a vivir la vida plena y feliz que todos añoramos desde nuestra mejor versión. Algo tan sencillo como, cumplir nuestras promesas o nuestra palabra podría ser un gran paso. Qué mucho sucede que queremos quedar bien con todos y terminamos quedando mal por no cumplir lo que decimos, por no estar claros son nosotros mismos.

Así que, ahora en invierno, seamos honestos al observarnos y comprendernos para crear un saludable espacio interior y dejar crecer nuestras nuevas hojas. ¡Feliz Navidad a todos!