Hace poco un colega me comentó que cuando no se conoce el miedo, podemos perder, porque actuar desde ahí nos hace cometer muchos errores. Interesante planteamiento que nos puede ayudar a precisamente querer conocerlo. Cuando tenemos miedo, el sentido de supervivencia y protección nos lleva a detenernos o a actuar adversamente, perdiéndonos de la oportunidad de una nueva experiencia, de aprender a vivir en confianza, de lograr nuevas metas o de recibir algo nuevo que nos traiga la vida. Así que entendamos un poco mejor al miedo.

Cuando se está en la selva y un enorme animal se acerca corriendo hacia nosotros con la boca abierta evidenciando su hambre y deseo, el instinto de conservación nos avisa que estamos en peligro. Ese peligro y temor es real, de perder la vida o vivir un ataque, es una posibilidad evidente.

Nos lo avisa un palpitar diferente, se erizan los vellos del cuerpo, todos síntomas de miedo fundamentado en un hecho presente.

Sin embargo, nos confundimos con el miedo cuando la mente comienza a enviarnos múltiples mensajes falsos sobre los asuntos. El miedo es capaz de manifestarse desde una base totalmente irreal, un cuento negativo que anticipamos en nuestra cabeza. Esto ayuda a que se levanten nuestras murallas, inseguridades y actuemos desde las mismas, afectando hasta nuestras relaciones cercanas y alejándonos del amor. Provoca que dejemos de ver las bondades de la vida y nuevamente, nos paralizamos.

Como solución debemos sacar tiempo para volver a conocernos y conectar con el aspecto positivo de nuestra naturaleza interior de confianza, amor y paz. Como finalidad, poder reconocer el miedo cuando surge y en vez de tratar de esconderlo debajo de una alfombra, actuar en negación o pelear con él, lo ideal es aceptarlo, y hacer las paces como lo haríamos con un amigo, hacerlo nuestro pana, que nos sirva como empuje, no como obstáculo y vivir en confianza, fuerza para seguir y certeza, como cuando éramos niños.

Toquemos nuestro corazón, escuchémoslo latir. ¿Cómo nos gustaría que fuera nuestra vida? ¿Queremos vivir en drama o en amor? Hagámonos estas preguntas y vamos a definirnos. Salgamos un poco de la rutina mental de hundirnos en el trabajo, vida social o distracciones. Vayamos a lo simple como mirar la naturaleza, su despliegue, caminar al aire libre, conectar con la gente, agradecer la vida.

Esto nos ayuda a conectar nuevamente con nosotros mismos y el entorno, desde un plano de confianza y seguridad. No es un secreto que el miedo estará siempre ahí para seducirnos, hagámosle nuestro amigo, su fuerza nos impulsará a actuar desde el bien. Desde hoy, te invito a que lo visualices, le hables, le des la mano y juntos nos hagamos, amigos del miedo. ¡Adelante!

-En el libro HACIA LA VICTORIA hay una meditación para hacer el miedo nuestro amigo. Además en el enlace adjunto más sobre el tema del miedo.

9 sugerencias:

1. Haz una lista de los miedos que sientes.

2. Revisa la lista y escribe al lado de cada uno: Gracias por empujarme a salirme de mi zona cómoda y ayudarme a ser más fuerte. Cree en lo que escribes.

3. Haz una lista que cómo te visualizas actuando sin el miedo deteniéndote.

4. Comienza a actuar como quieres ser con el miedo como tu amigo.

5. Sigue ese proceso hasta que comiences a ver los cambios.

6. Alégrate por los logros.

7. Evita la crítica a los pensamientos negativos solo obsérvalos y déjalos pasar.

8. Sé paciente en el proceso.

9. Para ser feliz da #lomejordetipr