Salí a correr, me hacía falta ir fuera de los muros de cemento que encierran las casas. Me encontré con nuevas trinitarias, flores en su esplendor, pajaritos que antes pasaba por alto y hasta el olor de Nag Champa que salía de algún lugar, de alguna casa.

Se sentía todo nuevo, como si no conociera del todo la ruta que camino o corro desde hace muchos años. En la travesía me crucé con alguien que también llevaba su mascarilla, nos separamos como nos han enseñado, sin embargo al buscarle los ojos para saludarle con la mano, no los encontré disponibles. Había miedo, ¿posiblemente de contagiarnos con una mirada?

No lo sé, pero el momento me hizo despertar a nuestra realidad. Ya las sonrisas no serán el primer gesto al encontrarnos por ahí. Serán nuestros ojos los invitados a bajar sus muros y dejarse ver como la verdadera ventana al corazón. De vuelta me encontré con una señora con quien siempre intercambiaba palabras de motivación, las dos con mascarillas, nos miramos a los ojos y la sonrisa que despedía su mirada la recibí como gran gesto que me regaló alegría por el resto del día.

Así pasa cuando nos lo proponemos. Cómo logramos mantenernos en alegría mientras vemos las noticias actuales, y situaciones que suceden en el mundo. Ayuda tomar en serio nuestro crecimiento personal. Ya que sin desarrollo personal no es posible salir adelante. ¿Y qué es esto? Sacar tiempo para observarnos desde el ojo del observador, apartándonos de nuestras arraigadas creencias que no nos permiten flexibilizarnos a transformar aquellos hábitos de personalidad que nos atrasan la alegría.

Por ejemplo, cuando nos veamos quejándonos, o buscando culpas hacia otros por nuestros descontentos o frustraciones, en ese momento, miremos adentro, y preguntemos: ¿Qué puedo aprender de esto?¿Cómo esto que no me gusta refleja información sobre mí mismo para crecer?

Añadir alegría a este tiempo y proceso no solo nos acomoda en una actitud de aprendices felices sino que nos impulsa a ser nuestra mejor versión. En cuanto la alegría se nos escape; ¡a sonreír con los ojos y dar gracias se ha dicho!

Como efecto dominó estaremos aportando grandemente a una vida de alegría para todos. ¡Adelante!