Llegó el solsticio de invierno, la estación más fría del año, la que trae días más cortos y noches más largas. Época en la que de algún modo todos hacemos una pausa incluyendo la naturaleza, para reunir la energía necesaria y resurgir con esplendor en la primavera. Con esta estación, llega la oportunidad para la reflexión y desarrollo de metas, por eso es el momento propicio para la introspección.

¡Y qué buen año para hacerlo! Este nos trajo la sorpresa de una pandemia, que seguramente jamás pensamos vivir. La resiliencia, la paciencia y la misericordia han sido ejercitadas en cada uno de nosotros para poder continuar levantados y echando hacia adelante a pesar de las circunstancias. ¿Qué aprendimos de todos estos retos? ¿Cómo vamos a aplicar lo aprendido? ¿Cómo nos fortaleció o nos debilitó el desafío?

Ahora, empezando el invierno y acabándose el año, es propicio despertar el vínculo con uno mismo, hacer balance de lo ocurrido en el año, analizar los errores y aprendizajes, agradecer los logros y las transformaciones. Es el momento ideal para cambiar lo que queremos, especialmente en nosotros mismos, donde todo comienza. Para mi, la práctica de no tener expectativas sobre nada ni nadie ha sido de las mejores lecciones, más resonante últimamente. Claro, quien vive con expectativas suele desilusionarse, y la desilusión no es otra cosa que haber esperado algo que no pasó. Cuando ya no hay expectativas lo que pase, todo lo que sucede se recibe y se agradece, sin amarrarse un resultado. Y cuánta libertad trae esto.

Aprovechemos este invierno, vamos a inspirarnos a practicar en acción, el mundo que todos añoramos. No se puede cambiar todo lo que sucede alrededor, sí se puede cambiar cómo lo percibimos y reaccionamos ante ello.

¡Adelante! Que este tiempo de solsticio sea de transformación, de no expectativas y de amor para todos.

Sugerencias:

  • Crea hábito de agradecer justo antes de quejarte.
  • Responsabilízate por las experiencias que te suceden.
  • Vibra en amor.
  • Usa la mente para pensar solo en lo positivo que vives y se proactivo ante los retos.
  • Practica la alegría.
  • Alimenta el amor hablando lo que le hace feliz a otros.

Vive en coherencia con el pensamiento, palabra y acción.