Cuando la vida nos sacude, queramos o no, estamos siendo empujados a desarrollarnos, despertar lo mejor de nosotros y rendir nuestro orgullo, reconstruirnos, otra vez. Este ejercicio viene acompañado de la incertidumbre, palabra que también se define como indecisión, falta de seguridad o de certeza sobre algo.

Cuando queremos lograr superarnos, nos puede provocar ansiedad el desconocer qué traerá el mañana. El futuro, ese espacio en el tiempo que nos impulsa a dirigir, definir y planificar con minucia y al que a veces, poca flexibilidad se le ofrece en el proceso. Nuestras ansiedades se posicionan en ese futuro intangible y sin orden que por más que intentemos, no logramos controlar. Para tener una idea o visión de cómo será el futuro es imperativo enfocarnos en quiénes somos y lo que damos en el presente. El futuro, entonces es una extensión del momento que vivimos.

Ruidosamente o en silencio se nos avisa que la vida se encarga de darnos sorpresas y llevarnos a donde tenemos que estar para valorar, valorarnos, asegurarnos de agradecer lo que tenemos. Solo así creamos cimientos firmes generando confianza plena de que lo que vendrá será lo que necesitamos.

¿Cuándo aprendimos que sentir la incertidumbre es negativo? ¿Por qué que lo tenemos que saber todo y controlar todo para sentirnos tranquilos?

El suspenso del mañana, nos invita a crear estrategias en el presente y así sembrar semillas de bien constantemente, con quienes compartimos, y en cada acción.

Podemos entregarnos en confianza al presente, a nuestra esencia, por ser pura, desde siempre ejecuta el baile del universo con paz y tranquilidad.

Saquemos tiempo para la reflexión y no tanto para preocuparnos. Que si deseamos saber qué pasará en el futuro, basta con vivir con entrega y verdad el presente. ¡Inténtalo y respira!

Sugerencias:

1. Reconoce inmediatamente cuándo estás pensando en futuro.

2. Cuando pienses en el futuro observa cómo se siente.

3. Al pensar en planes futuros, revisa las intenciones reales de las mismos.

4. Permite que los resultados de tus bondadosas acciones se manifiesten orgánicamente.

5. Abre tu mente a pensar en el futuro como algo desconocido y de igual modo necesario.

6. Mantén una actitud positiva y creativa ante la vida.

7. Respeta tu proceso y el de los demás.

8. Abre tus brazos a todo lo nuevo que viene.