El guapérrimo Chris Evans, conocido por su papel como “Capitán América” en la serie de super héroes “Avengers” de Marvel, ha tomado a los medios de chismorreo por sorpresa al casarse, callaíto y escondío, con la actriz portuguesa Alba Baptista, guapísima también.

En la ceremonia, celebrada en la más estricta intimidad, familiares y amigos realizaron el ejercicio espiritual de despegarse de sus teléfonos para asegurar la confidencialidad del momento.

Evans ha sido muy listo garantizando la privacidad de su relación y protegiéndola de una industria de entretenimiento en la que la vida personal de los artistas es la comidilla del día para los medios que viven de ello. ¡Y es un horror! Hay días en los que los asuntos personales de artistas y personalidades ocupan los medios noticiosos desencadenando una ristra de entrometimiento masivo que nada nos aporta y a ningún lado nos lleva.

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Ocurre en todo el planeta y Puerto Rico no es la excepción.

Los líos amorosos entre Yailín, a la que no entiendo por qué le llaman “la más viral” y a quien casualmente acabo de ver en un post espantoso en Instagram -cosa que tampoco me interesa- primero con Anuel y luego con un tal Tekashi; los emborujos de Anuel y Karol G y posteriormente la negación desesperada de él de aceptar que caput, finito, la colombiana anda de novia de Feid; las maromas amorosas -simpaticonas, por cierto - de Lele y Guayna; que si Piqué hizo esto o aquello con la novia de turno y que si Shakira se las desquitó monetizando a través de una canción… Y por ahí sigue el revoltillo de informaciones locales e internacionales que en nada aportan a la carrera de los susodichos, sino que alimentan el morbo, la curiosidad y ese fisgoneo colectivo que distrae y entretiene.

La privacidad es una puerta, ancha y doble, que una vez abierta es muy difícil de cerrar, porque comienza una dinámica de oferta y demanda. El tema de los logros profesionales se desvía y queda sepultado por el cotilleo.

Ellos dan y la gente, supuestamente, quiere más. Digo, eso es lo que dicen, porque yo no me como el cuento. Cada vez que escucho la frase “el pueblo quiere saber” me pregunto ¿qué pueblo? ¿cuánta gente? ¿dónde lo expresaron? Es más, hasta recuerdo la canción de Gloria Trevi que decía “¿A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga?”.

Bien lo ha dicho Bad Bunny en una entrevista con la prestigiosa revista Vanity Fair. Independientemente de que nos guste o no la música de Benito, hay que admitir que el tipo tiene babilla y honestidad al hablar y un flow impresionante. Y de la creatividad ni se diga. Así lo demuestra en esas fotos en las que luce una pava jíbara y hasta un “suit” que aparenta ser de gamuza marrón, de pantalón corto, medias a la batata y unos zapatos con un floretón de paja. Pero bueno, que lo que lleva puesto es lo de menos. Lo importante, para mí, es que ha contestado una pregunta personal con un tapabocas al periodista que aprovechó la oportunidad para husmear sobre su supuesta relación con Kendall Jenner, del clan Kardashian.

“No me interesa aclarar nada porque no tengo ningún compromiso de aclararle nada a nadie. Hay gente que dice que los artistas tienen que aguantar. No tengo que aceptar nada ni todo porque quería ser artista. Al final del día me escuchas porque quieres. No te obligo a hacerlo”.

Atúkiti.