Olvídese usted del abrazo reconciliador entre Molusco y La Burbu, de la nueva conquista de Maripily y de los amores entre la ex Miss Puerto Rico Madison Anderson y un señor de apellido Gamez. Esos son cotilleítos, chismes inofensivos que no le llegan al tobillo al escandalete que se ha desatado allá en La Zarzuela, el palacio que ubica en las afueras de Madrid y donde viven y trabajan los Reyes de España.

El país está boquiabierto, paralizado ante la noticia que se ha filtrado y que alega que Letizia Ortiz Rocasolano, mejor conocida como la Reina Letizia, le ha sido infiel a su esposo, Felipe Borbón, o sea, al Rey Felipe VI. Sí, así como lo lee. “Cuernos en palacio” podría ser el nombre de un telenovelón que rompería todos los récords de “rating”. El chisme se apoderó de inmediato -no faltaba más- de las páginas de la prensa y del mundo youtubero en el que pululan los periodistas especializados en temas de la realeza. Como decimos acá, tremendo bollete que se ha formado

El chisme de la alta alcurnia cuenta que un señor llamado Jaime del Burgo, amigo de muchos años de la Reina, no abrió su boquita santa, sino que publicó un tuit con una foto de Letizia -que en mi opinión no es nada simpatiquita-, un “selfie” frente a un espejo de baño y arropada de una pashmina oscura de lujosa cachemira. ¿Qué es cachemira? Pues una tela de lana lujosa, costosísima, que usted y yo tendríamos que dejarnos el sueldo -gotas de sudor incluidas - para comprarla. Ah no, iba a tener una de esas que venden a dos por diez pesos. El mensaje, supuestamente escrito por ella, decía: “Amor. Llevo tu pashmina. Es como sentirte a mi lado. Me cuida. Me protege. Cuento las horas para volver a vernos. Amarte. Salir de aquí. Tuya”.

¡¡¡¡Oh my God!!!!! ¡Pero qué romanticona ella! Del Burgo, que es de lo más guapito, se dio cuenta de la metida de pata y borró de inmediato el tuit. Pero ya era tarde, la inmediatez de las redes fue su enemiga, los medios habían capturado la información y tenían las gotitas de sangre derramándose desde la esquina de sus labios. Y resulta, sepa usted, que según el relato el señor Del Burgo había sido noviecito de Letizia de jovencitos, y hasta le pidió matrimonio. Pero la relación no se concretó. Ella se casó con el entonces príncipe y él contrajo matrimonio con nada menos y nada más que con la hermana de ella, Telma.

La boda, según se cuenta, fue un jolgorio celebrado en el Monasterio de Leyre. No, allí no había jamón con piña, mucho menos bandejas de queso de papa y salchichón en rodajas. Era un evento exquisito al que no se asomaron ni los padres de la novia y mucho menos Letizia, ya casada con Felipe. Boicot.

Dos años duró el matrimonio. Y no crea que está solterito, el tipo se casó con Lucía Díaz. Entonces, como “cherry on the top”, y ante el bochinche y el follón, Del Burgo publicó otro tuit a principios de este mes. “No cambio una coma de mis ‘posts’ eliminados. Agradezco los mensajes de los que han entendido que tendría mis razones. No guardo rencor a los que me han amenazado de muerte. No me siento orgulloso, pero la verdad es la que es. Yo reconozco a un solo rey, está en cielo y se llama Jesús de Nazaret. Él me juzgará”. Sala mayaaaaaaa.

Y colorín colorado, el cuento no ha terminado…