Culitrinca con Miss Universe
Perpleja y anonadada quedé al ver que el concurso le ha dado cupo a la diversidad de estaturas, cuerpos, figuras, cabellos y esas características que a cada cual le imprimen su individualidad.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Culitrinca, fría y tiesa, así me quedo cada año al ver las candidatas bajar esas escaleras -que me parecen infinitas- con la vista clavada hacia el público y con la maña para adivinar cada escalón. Yo me hubiera escocotado desde el primero y hubiera bajado rebotando el resto. Hay que tener mucha estámina para participar en Miss Universo. Ganas, ilusión y deseos.
No soy fan de los concursos, pero eso sí, veo la final. Me instalo en el sofá y disfruto en la pantalla del televisor el desempeño de las jóvenes en esa noche, la gran noche, en la que se decide quién lucirá la corona, sostendrá el ramo de flores y exhibirá esa banda brillosa que cruza el cuerpo con el título de Miss Universe y que, meses después, leerá -escrito con orgullo- Miss Puerto Rico, en el concurso internacional.
Al finalizar la transmisión derramo mi lagrimita gane quien gane, mi favorita o no, porque pienso en los esfuerzos que hizo, en la algarabía de su familia y en el llorao a moco tendío de sus padres viendo triunfar a su niña. Sabrá Dios los sacrificios que vivió para llegar a ese momento.
Hace poco, escarbando el internet, me topé con la foto que muestra a las candidatas de este año. Perpleja y anonadada quedé al ver que, POR FIN, el concurso le ha dado cupo a la diversidad de estaturas, cuerpos, figuras, cabellos y esas características que a cada cual le imprimen su individualidad. Y me alegro, claro que me alegro, porque si algo le machacamos a las niñas cuando crecen es que no hagan caso a estándares de belleza rígidos y anticuados.
La belleza, les explicamos, es relativa a los ojos de quienes la ven. O sea, que una persona, supuestamente hermosa, puede parecernos espantosa y una, supuestamente fea, puede parecernos espectacular. Así es la cosa. La belleza no se trata de un cuerpo esbelto o una nariz fina. Es la suma de las características físicas, de la mezcla fantástica de razas y rasgos, de la proyección y, sobre todo -y no me digan que no - de la personalidad.
Que si más bajita, que si demasiado flaquita o más gordita, más muslona, pechichiquita o pechugona, que si tiene el pelo así o asao… ay mire, dejémonos de cuentos. La belleza es el conjunto, es lo que se comunica, lo que se irradia, lo que capta miradas. En materia de lindura, y sin descartar a los varones, hay gente que llena un salón y hay otros que ni fú ni fá. La joven que entra a la competencia es porque se encuentra bella. Se “jaya”, como dice Bryan. Y si se encuentra bella, entonces ES bella. Punto.
Chinches les cayeron a los organizadores por apostar por a la inclusividad. Uy, he leído comentarios punzantes y avinagrados que denotan que quien los escribe tiene el corazón estreñido y falto de amor. Pero bueno, lo importante es que miles de personas van reconociendo la importancia de que los eventos de belleza aflojen sus reglas, que esa puerta de la OPORTUNIDAD se abra de par en par para todas las que quieran participar.
Y no me refiero a desfilar representando a su pueblo sino al proceso, a esa formidable experiencia de prepararse, capacitarse, hacer contactos, de pisar nuevos escenarios. Seguramente, el concurso para ellas es retante, les sacude el espíritu, las motiva a crecerse, a entregarse en cuerpo y alma a una actividad que al final resulta un gran aprendizaje.
Al final, llevará la corona quien la tenga en su destino. Ganará la que tendrá que ganar… aunque las demás ganaron desde ya.
Sesentona y puertorriqueña, esposa, madre de cuatro, abuela pandemial, profesional de las Relaciones Públicas, bloguera, colaboradora de televisión, opinionada, pizpireta y autora de TiTantos. Seguida por miles de mujeres que se ven reflejadas en sus columnas, escritas con un estilo liviano, divertido, lanzado y hasta dramático, y basadas en la cotidianidad de la vida de una mujer.
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Todo lo que vivimos, sentimos y opinamos las mujeres de titantos años....desde la locura de mi vida hasta la locura de la tuya