La “policía moral”
Las súplicas fueron ignoradas. Masha fue empujada a una camioneta en donde fue golpeada sin compasión y con crueldad.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Lo despacharon como un repentino ataque al corazón. Así no más. Y si no fuera porque miles de valientes enfurecidos se lanzaron a las calles de Irán, nosotros, en este lado del planeta, no nos hubiéramos enterado de que Masha Amini murió injustamente poco después de ser arrestada sin piedad por la Policía de la Moral. Así como lo lee: Policía de la Moral.
La noticia apareció en los medios, sumándose a tantas otras que relatan los crímenes que se cometen contra la mujer en todo el mundo. Masha, de 22 añitos, era una chica tímida, tranquila, residente de la ciudad de Saqqez, que se trasladó vía tren a Teherán junto a su hermano. No sabía ella que la Policía Moral -un grupo insólito que se encarga de velar por el cumplimiento del estricto código de vestimenta- la arrestaría. Algunos medios informaron que Masha fue apresada por vestir unos mahones más pegados de lo que permiten. Otros indican que se debió a que llevaba mal puesto el hijab, la pañoleta larga con la que las mujeres tienen que cubrir cabeza y cuello. Bueno, cubrir no, taparse, esconderse, ocultarse.
Cualquiera que fuera el caso, su hermano y ella imploraron misericordia. Las súplicas fueron ignoradas. Masha fue empujada a una camioneta en donde fue golpeada sin compasión y con crueldad. 48 horas después, encamada y entubada, falleció.
Sepa usted que por aquellos lares se castiga mediante detención, prisión, multa o latigazos a las mujeres que se dejen ver en público sin el velo, o quienes se salten la regla de las pulgadas de ancho y largo de un pantalón. Parece sacado de una película de horror, pero es la pura verdad. La Policía Moral -compuesta por hombres y mujeres- te detecta, te arresta y te castiga por romper el estricto, ridículo, inhumano y maltratante mandato que ejerce el gobierno sobre sus cuerpos.
Según Amnistía Internacional, “las mujeres y niñas a partir de los siete años están obligadas, contra su voluntad, a cubrirse el pelo con un velo. Las que no lo hacen son consideradas delincuentes. Los agentes conducen por la ciudad y tienen facultad para dar el alto a cualquier mujer, examinar su vestimenta estudiando detenidamente” -respire profundo y siéntese antes de leerlo- “CUANTOS MECHONES DE CABELLO TIENE A LA VISTA, LA LONGITUD DE SUS PANTALONES Y SU ABRIGO Y LA CANTIDAD DE MAQUILLAJE QUE LLEVA”. Terrible, increíble, nefasto.
Para colmo, según narra Amnistía Internacional, esa prerrogativa de castigar a las mujeres no es exclusiva del estado, así que algunos macharranes se adjudican el poder y las acosan y agreden, las golpean, las rocían con gas pimienta y coronan el acto criminal llamándolas putas. Yo lo cuento y se me tranca la garganta, siento que me falta el aire y me invaden las ganas de llorar. Pienso en mis hijas, en las suyas, en las nuestras…
Pero el abuso no se detiene ahí, a muchas las raptan, las venden, las trafican como pedazos de carne, drogadas y desprovistas de sus documentos de manera que no puedan escapar, para esclavizarlas sexualmente.
En varios aeropuertos de los Estados Unidos, como herramienta para ayudarlas a escapar, se ubican letreros en los cubículos individuales de los baños, en varios idiomas, con teléfonos para buscar ayuda, utilizando ese único momento de privacidad. Obviamente, la mujer depende de la solidaridad de otra mujer que le preste su teléfono para marcar esa llamada que puede salvar su vida.
La muerte a destiempo de Masha ha desatado la furia de miles de mujeres alrededor del mundo. Ayudar a las que quedan vivas requiere contar y volver a contar esta historia. Aunque se nos despelleje el alma.
Sesentona y puertorriqueña, esposa, madre de cuatro, abuela pandemial, profesional de las Relaciones Públicas, bloguera, colaboradora de televisión, opinionada, pizpireta y autora de TiTantos. Seguida por miles de mujeres que se ven reflejadas en sus columnas, escritas con un estilo liviano, divertido, lanzado y hasta dramático, y basadas en la cotidianidad de la vida de una mujer.
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Todo lo que vivimos, sentimos y opinamos las mujeres de titantos años....desde la locura de mi vida hasta la locura de la tuya